Sunday, September 18, 2011

Vigesimo quinto Domingo del Tiempo Ordinario, 18 septiembre 2011

(Isaías 55, 6-9; Filip 1, 20-24,27; Mt. 20,)

Las Lecturas de este Domingo nos enseñan sobre un encuentro personal que tenemos con Dios en el trabajo. El mismo viene a nuestro encuentro cuando lo buscamos como dice la primera lectura: "Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esta cerca." El viene a iluminarnos y darnos a conocer Su divina presencia en medio de nuestro trabajo, lo que sea: el trabajo sencillo y humilde o el trabajo más duro y exigente. Tenemos no más que levantar nuestro espíritu y nuestros pensamientos hacia el Señor y El viene a nuestro encuentro para darnos luz y fuerza, paz, y consolación, gozo y alegría. San Pablo en la segunda lectura encontró la presencia del Señor en su trabajo y en su sufrimiento que le ilumino que era mejor para el, a vivir y quedar mas en el servicio de sus hermanos por su mejor bienestar. Los hombres en el Evangelio encontraron al Señor en su falta de trabajo y Dios les concedió lo que necesitaban y faltaban.

Le agrada al Señor mucho cuando trabajemos, porque lo imitamos, como nuestro Creador, porque somos creados en Su imagen y semejanza. Dijo Jesucristo: "Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo." Hasta que El mismo halla el trabajo necesario para ganar el sostén de la vida y familia, como les dio trabajo a los hombres en el evangelio, Si le pedimos! Si le buscamos con humildad, fe y confianza en Su bondad y le pedimos de todo corazón.

El nos viene a nuestra ayuda y nos conceda lo que necesitamos porque somos Sus hijos. "Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esta cerca." "Mirad las aves del cielo que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. No valéis vosotros más que ellas? ...Bien sabe vuestro Padre que necesitáis de todas esas cosas. Buscad primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura." (MT 6, 26)

El trabajo tiene otros valores, también, aun mas importante, no solamente valores humanos y temporales - valores divinos y espirituales. Por medio del nuestro trabajo Dios nos santifica y nos transforma en nuevas criaturas, verdaderos hombres y mujeres que llevan en su alma y corazón el amor a Dios y a su prójimo y que trabajan en la obra de su propia salvación y redención y en la salvación y redención de los demás. Obradores de la nueva creación que reflejan la bondad de Dios nuestro Padre y Creador, Su amor misericordioso, Su justicia, paz y santidad y que trabajen para establecer el reino de Dios, la civilización de amor, la cultura de vida, en el mundo de hoy. Que hermoso es este trabajo! Si, es trabajo verdadero en un nivel espiritual, que nos dirige a alcanzar
Nuestro destino de la felicidad y vida eterna. y en ayudar y animar a los demás "no acumular tesoros en la tierra, sino mas bien, tesoros en el cielo" y alcanzar su verdadero destino en comunión con la Santísima Trinidad.

Recordamos hoy, en este mismo sentido, un santo muy famoso de España que se llama San José Maria Escrivá. El es el fundador de la Congregación de Opus Dei - La Obra de Dios - El nos dice " que todos los hombres están llamados a ser santos en medio de la circunstancias ordinarias de su vida, a través de su, trabajo ordinario o profesional y del cumplimiento de sus deberes personales, familiares y sociales." El dice por ejemplo: "una hora de estudio es una hora de oración"... El Cristiano puede ofrecer a Dios cualquier acción buena de su jornada diaria: el deporte, las excursiones, la música, el trabajo, el estudio, la recreacion... todo por el honor y gloria de Dios Padre, Hijo y Espiritu Santo.

Tenemos entonces llenar nuestro trabajo con la perfección y la santidad de nuestro Padre y cumplirlo lo mas mejor que podemos, en una manera digna de nuestra persona y con amor y alegría, para nuestra santificacion y salvacion, y la santificación y salvacion de de los demas..

Pedimos en esta Santa Misa la gracia de comprender el valor y significado profundo de nuestro trabajo diario como la manera que encontramos en ello la presencia de Dios, la santificación de nuestra alma y vida y nuestra participación en la gran obra de la redención del mundo y el reino de Dios. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor!

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