Sunday, September 4, 2011

Vigesimo tercer Domingo del Tiempo Ordinario, 4 septiembre 2011

(Ezequiel 33, 7-9; Rom. 13, 8-10; Mt. 18, 15-20)

Nuestra Eucaristía dominical no es solamente un encuentro personal con Dios, con Jesucristo Nuestro Señor. Es también un encuentro de la comunidad Cristiana. Juntos reunidos en esta celebración, formamos la Iglesia, el grupo de seguidores de Cristo que El ha convocado. Y este encuentro conjunto, debe servirnos para estrechar los lazos entre nosotros y todos los miembros de la comunidad, los que practican y los que no practican su fe.

Para ser un profeta significa que somos responsables por unos a los otros. Somos hermanos que ayudan y cuidan unos a los otros y ponemos en practica la ley del amor como dice en la segunda lectura:" A nadie le debáis nada, mas que el amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplida el resto de la ley...uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera."

El verdadero amor llega no solamente a las necesidades temporales y humanas como hemos aprendido en los diez mandamientos: no mataras, no robaras, no cometerás adulterio, no levantaras falso testimonio, honraras tu madre y tu padre. Verdadero amor llega, aun mas profundamente y importante, a cuidar y servir unos al otros en las necesidades espirituales y eternas, las necesidades de nuestra alma y espíritu, porque somos creados en la imagen y semejanza de Dios y Hombre verdadero Jesucristo Nuestro Señor y nuestro destino no es de este mundo, nuestro destino es con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en la gloria y felicidad eternas. Esto significa, si amamos verdaderamente unos a los otros, vamos a cuidarnos y servirnos en las necesidades de nuestra salvación y felicidad eternas. Las necesidades de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra unión y amor de Dios. No Somos de este mundo, somos ciudadanos del cielo y nuestro destino y el destino de todos los hombres es comunión con la Santísima Trinidad en Su Amor y Vida Eternas.

Que es el amor verdadero? El amor verdadero es el que busca también la salvación eterna del amado y que obra para alimentar su fe, su esperanza y su amor de Dios, por sus esfuerzos, su interés, su deseo por la salvación del amado por su oraciones, buenas obras y palabras que animan y iluminan como el profeta en Ezequiel en la primera lectura. "Tengo anunciar la verdad al pueblo de Dios y animarles en el camino de salvación, con valentía y sin miedo, con perseverancia y paciencia con amor misericordioso." Este es verdadero amor que busca y desea la salvación de los demás comenzando en su propia familia entre sus padres y hijos, esposos y esposas, hermanos y hermanas, entre su propios vecinos y conocidos - esta interés en su salvación y bienestar eterno

Dice San Pablo palabras hermosas del amor de Dios hacia nosotros. Es como el amor de un matrimonio: "Maridos amad a vuestras esposas como Cristo amo a la Iglesia y se entrego a si mismo por ella para santificarla, purificándola mediante el bautismo del agua en virtud de la palabra, para presentarla resplandeciente ante si mismo sin mancha ni arruga o cosa parecida, sino para que sea santa e inmaculada. Así también los maridos deben amar a sus esposas como a su propio cuerpo. Quien ama a su esposa, a si mismo se ama. Pues nadie aborrece nunca su propia carne, sino que la alimenta y la cuida, como Cristo a la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por esto, dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Grande es este misterio, pero, yo lo digo referido a Cristo y a la Iglesia. En cuanto a vosotros, que cada uno ame a su esposa como a si mismo; la mujer a su vez que ame y reverencie al marido." Ef. 5, 25-33)

El verdadero amor busca la salvación del amado, y se sacrifica, como Cristo amo a la Iglesia, para alcanzar estos bienes eternos para nosotros. Así es como debemos amar a los unos a los otros con este mismo amor y desear por uno al otro esta unión y comunión con el Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Esto es también lo que nos enseña en el Evangelio - la corrección fraternal, que habla cara a cara a la persona. para traerla a la conversión y comunión con Dios y la comunidad cristiana. Para hacer los esfuerzos a convencer y convertir a los que están alejados de La Iglesia y de su Padre Dios y buscarles como Cristo busca la oveja perdida para traerla una vez mas a los pastos verdaderos, que verdaderamente nos alimenta, el pan del cielo, la Eucaristía, la Palabra viva del Señor que nos ilumina y nos guía al buen camino hacia la comunion, hacia el Señor y la felicidad y vida eterna.

Si amamos a unos a los otros como Cristo nos ha amado nosotros, tenemos amar a la Iglesia como Cristo amo a la Iglesia en toda su necesidad, en toda su faltas y debilidades en todos sus pecados. Y Se sacrifico y murió en la Cruz para salvarla, purificarla y llevarla a le vida eterna. Este es el amor con que Cristo nos ha amado, un amor misericordioso, un amor que reconcilia, un amor que engendra la vida un amor que nos salva.

Si tiene algo contra la Iglesia o contra una persona (lo que sea) vaya a hablar cara a cara a la persona, dígale su queja y dale consejos verdaderos y corrección fraternal. No dile a la gente sus quejas, habla con el párroco, habla con el vicario, habla con el Monsignor, habla con su hijo, con su hija, con esposo, esposa, cara a cara, como profetas que somos dígales la verdad que salva, que ilumina, que nos lleva a la comunión y para mejorarnos como una persona, como una verdadera comunidad, como una verdadera familia.

Así es van a cumplir lo que nos enseña la palabra de Dios y las lecturas de este domingo y van a realizar este papel que hemos recibido en el bautismo - de ser verdaderos profetas en el mundo de hoy.

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