Saturday, October 8, 2011

Vigesimo octavo Domingo del Tiempo Ordinario, 9 octubre 2011

(Isaías 25, 6-10; Filip 4, 12-14,19-20; Mt. 22, 1-14)

Este mes de octubre es el mes del Santo Rosario y recomendamos, en honor de la Virgen Maria, el rezo del Rosario diariamente en su casa como familia y aqui en la Iglesia antes de todas las Misas.
Las lecturas de hoy nos hablan y nos enseñan sobre el don de la hermandad y fraternidad y como Dios quiere establecer esta hermandad y fraternidad entre todos nosotros y con El mismo, como nuestro Creador y Padre. Podemos ver un ejemplo de esta hermandad y fraternidad entre San Pablo y los miembros de la comunidad de los filipenses. Por el ministerio de Pablo, evangelizando y sirviendo la comunidad y predicando la Buena Nueva, ellos llegaron a ser verdaderos hermanos en la fe y amigos con Pablo y cuando fue encarcelado por la causa de la fe, manifestaron solidaridad con Pablo en sus sufrimientos y tribulaciones y le ayudaron mucho con sus oraciones, su amistad y apoyo personal y material.

Este es lo que significa también el Salmo Responsorial: Que Dios es nuestro Buen Pastor que nos acompaña por el camino de la vida y como verdadero amigo y hermano y esta con nosotros en el tiempo bueno y tiempo malo, compartiendo con nosotros Sus bienes divinos y humanos: "...me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo. Tu vara y Tu cayado me sosiegan. Tu preparas una mesa ante mi enfrente de mis enemigos, Tu bondad y misericordia me acompañan todos los días de mi vida y habitare en la casa del Señor por anos sin termino."

El rey en el evangelio en invitar a los convidados a la boda de su hijo estaba extendiendo un brazo amistoso a esas personas y acogiéndoles en una celebración familiar e intima para que ellas compartan también el gozo y alegría en un espíritu de fraternidad y hermandad. Este es lo que rechazaron, cuando no hicieron caso a su invitación; uno se marcho a sus tierras, otros a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. Fueron como los que no vienen a Misa porque tienen otros quehaceres mas importante!

La verdadera hermandad y fraternidad es un don de Dios y que Dios les da a los que creen en Su Hijo Jesucristo; y que toman este paso y iniciativa de morir al hombre viejo y vivir la nueva vida de Cristo resucitado, como hombres y mujeres nuevos, renovados por la gracia y poder del Espíritu Santo, renovados en sus almas y espíritu, su corazón y su mente, en toda su vida, como nuevas criaturas. No como el hombre en el evangelio que no llevaba traje de fiesta y fue arrojado fuera - el hombre viejo - pero como hombres nuevos vestidos de gracia y poder, viviendo la nueva vida de amor y amistad con Dios y con sus hermanos y toda la Iglesia. En los sacramentos y especialmente en la Santa Misa, nuestro Buen Pastor nos comunica y nos comparte esta nueva vida como de su fuente y origen para transformarnos y hacernos una verdadera comunidad de hermanos y hermanas en Cristo y discípulos de la nueva evangelización para el mundo de hoy!

Cuando venimos a una boda, venimos a celebrar la vida de dos personas, su fidelidad y amor, su unión y comunión, su gozo y alegría, sueños y esperanzas, una nueva familia y entre nosotros fraternidad, hermandad, amistad! Reunimos como una gran familia. Aquí en la Santa Misa, también, en un espíritu renovado, anticipamos y nos preparamos aquí en la tierra, aquí en esta Misa, las fiestas eternas de las bodas del Cordero. En realidad, este es lo que ya estamos celebrando - la unión de Cristo, el Esposo, con Su esposa, la Iglesia, Su fidelidad y amor, Su union y comunion, Su gozo y alegria, Sus suenos y esperanzas, la familia de Dios, la fraternidad, hermandad, amistad. Un hecho que bien vale celebrarse, que es toda una fiesta que deberia llenarnos de alegria, gozo, gratitud y amor y que va a llegar a su plenitud al fin de los tiempos y que ahora mismo, el Senor nos invita.

Este es, también, lo que significa la primera lectura:

"en este monte, el Señor de los ejércitos preparara un festín de manjares deliciosos, de vinos de solera...y arrancara el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones...aniquilara la muerte para siempre... enjugara las lagrimas de todos los rostros y el oprobio de Su pueblo lo alejara de todo el país - lo ha dicho el Señor - Aquel día se dirá: Aquí esta nuestro Dios, celebremos y gocemos con Su salvación."

Cada Santa Misa especialmente la Misa dominical anticipa y nos prepara para las fiestas de bodas de Jesucristo y es una invitación de Dios mismo, de Su Hijo Jesucristo y de nuestra Madre santisima, la Virgen Maria, a ser renovados en la nueva vida de Cristo Resucitado y formar parte de esta gran Familia de Dios y Su fraternidad y hermandad de fieles discípulos e hijos e hijas de Dios.

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