(Malaquías 1, 14b-2b, 8-10; Tesalon 2, 7b-9; Mt. 23, 1-12)
En las lecturas de hoy, el Profeta Malaquías y Jesús critican duramente a las autoridades religiosas de su tiempo, por su hipocresía y por su modo interesado de realizar su ministerio. El Profeta lanza un ataque duro a los sacerdotes, de su época, porque ofrecen un culto vacío, hacen tropezar a muchos en la ley, por su mal ejemplo, invalidando el sentido de la alianza, hacen discriminaciones de personas, emplean una doble medida y se olvidan del servicio al pobre. (1prim lect). Jesús también reprocha a los escribas y fariseos su afán de ostentación, su falsedad cubierta de religiosidad, que hacen las cosas para ser vistos y que no cumplen lo que enseñan (Ev). Pablo refleja el aprecio que siente por la comunidad de Tesalónica porque ellos recibieron su mensaje no como palabra de hombres, sino que, como verdaderamente que es, la palabra de Dios mismo. Les dio a ellos también un ejemplo vivo y humilde de la autoridad religiosa al servicio de los demás (2nda lect).
Aunque las lecturas de hoy hablan de los sacerdotes de la antigua alianza y de los fariseos y escribas de la ley en el tiempo de Cristo, son dirigidos también a todas personas que tienen una responsabilidad y ministerio de autoridad y liderazgo en la comunidad, hasta a los padres de la familia que tienen que dar un buen ejemplo a sus hijos y guiarles con sabiduría y bondad, paciencia y amor.
Somos creados en la imagen y semejanza de Dios y podemos y debemos imitar el amor bondadoso y misericordioso del Padre y a Jesucristo como nuestro Buen Pastor y Maestro que nos guían por el buen camino hacia la vida eterna. Somos ungidos también por el Bautismo como miembros de Cristo Sacerdote, Cristo Profeta y Cristo Rey compartiendo en el mismo poder, responsabilidad y autoridad de cumplir nuestras propias vocaciones con toda confianza y amor en el servicio a Dios y a los demás.
Toda autoridad viene de Dios Padre todopoderoso como su fuente y origen y es un don de Dios para el servicio de la comunidad y a los demás. Aunque Jesucristo hablo muy fuerte contra el abuso de la autoridad, nos ha dado como nuestro Maestro y Salvador, el ejemplo mas humilde y hermoso de como nosotros debemos administrar esta autoridad a los unos a los otros y a los demas. En la Ultima Cena antes de morir en la cruz por nosotros, El lavo a los pies de Sus discipulos y nos dijo; "Como Yo he hecho por vosotros, vosotros también tienen que hacer, los unos por a los otros." No hemos venido a ser servidos sino a servir; ni al buscar nuestra propia interese y gloria sino la de la gloria de Dios nuestro Padre. Y las palabras que hemos transmitamos no son las palabras de hombre sino palabras de vida eterna - la Palabra de Dios mismo.
El servicio y testimonio de los que tienen el ministerio y responsibilidad de autoridad, tiene que incluir y abrazar todo lo bueno, todo lo verdadero, todo lo bello, todo lo justo, puro y santo en la promoción y desarrollo humano y divino de cada persona creada en la imagen y semejanza de Dios, Padre Hijo y Espíritu Santo. En anunciar la buena noticia de salvación a los Tesalonicenses y en el ejercicio de su ministerio de autoridad, San Pablo, imitando a Jesucristo, nos ha dado un ejemplo vivo de seguir en la entrega generosa y humilde de nuestra vida por amor a Dios y el servicio de la comunidad.
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