Sunday, January 22, 2012

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, 22 enero 2012

(Jon 3, 1-5, 10; 1Cor 7, 29-31; Mc 1. 14-20)

Hemos rezado y continuamos a rezar por la Unidad de los Cristianos durante esta semana hasta el 25 de enero. Cristo rezo por la unidad antes de morir y nos enseña que es por la unidad de los que creen en El manifestamos al mundo el Amor de Dios y la verdadera cara de como debemos vivir en comunión y fraternidad, hermanos y hermanas unidos por la misma fe, por un solo bautismo en un solo Señor. Esta unidad de los fieles Cristianos da el mundo el testimonio mas fuerte de la presencia de Dios entre nosotros y un motivo mas fuerte de creer en Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre y en el Evangelio que El nos ha dado y predicado y que llevo en practica en Su vida!

Por eso rezamos como Cristo rezo por la unidad de todos los Cristianos, y no solo rezar sino obrar y tomar iniciativas para promover y construir la unidad entre nosotros, haciendo los sacrificios necesarios, no solamente para mantener la unidad sino promoverla, cambiando nuestro modo de vivir, nuestra conducta, nuestro modo de relacionarnos con los demás y con unos a los otros, para construir una verdadera comunidad, una fraternidad, una familia de Dios en que vivamos como verdaderos hermanos en el mismo Señor, con el mismo Padre y Creador y en el poder del mismo Espíritu Santo.

No le agradan al Señor nuestras divisiones como cristianos. El quiere un solo rebano con un solo Pastor y como Iglesia, El esta formándonos en una sola familia de Dios. Si hablamos de la divisiones entre las Iglesias Cristianas que son demasiadas significantes y graves, damos cuenta también de las divisiones aun mas serias entre nuestros propios Católicos, entre nosotros mismos y nuestras propias familias donde hay Católicos practicantes y Católicos non practicantes, los que vienen a Misa y los que no vienen a Misa. No le agradan al Señor estas divisiones. Cristo es el centro de nuestras vidas y el centro y fuente de nuestra unidad. Nos ofrece si mismo en la Eucaristía para unirnos en Su Amor y unirnos en Su vida y esforzarnos en esta unidad en que debemos vivir y mostrar como Su familia. Todas las familias deben asistir en la Santa Misa cada semana - hombres, mujeres, padres y madres, jóvenes y niños - unidos en la fe y amor de Dios, unidos en la gracia y favor de Dios para mostrar la unidad de la familia y que sean uno como Cristo rezo: "Que sean uno, Padre como nosotros somos uno, Padre, Hijo, Espíritu Santo!" Y como familia rezar por sus necesidades y recibir los sacramentos y la Eucaristía juntos como una familia. Que hermoso es! Que testimonio del amor de Dios!

Esto es lo que le agrada al Señor. Esta unidad familiar que Cristo pedio antes de morir en la cruz. El murió, para destruir el pecado y establecer de nuevo nuestra unión con Dios y con los unos a los otros. Si, la causa de nuestras divisiones es el pecado!

A la palabra de Jonás, que predico la conversión, el pueblo de Nínive se convertío de su pecado para vivir según el plan de Dios y Su santa voluntad y Dios se arrepintió del castigo con que había amenazado a Nínive y no lo ejecuto.

Necesitamos nosotros, también, la conversión y tomar nuestra parte en la responsabilidad de las divisiones en la familia de Dios y rezar por la unidad de los Cristianos y todos los hermanos Católicos, practicantes y non practicantes y obrar, promover y construir la unidad de la familia de Dios.

Como los que hemos recibido la llamada del Señor y la Palabra de Dios, y fortalecidos con el pan de la Eucaristía, Dios nos envía a dar el valiente testimonio de nuestra fe y ser la luz del mundo y sal de la tierra, no esconder la luz de nuestra fe debajo la cama sino compartirla con gozo y alegría a los demás y obrar por la unidad de nuestra fe para vivir y ser una verdadera comunidad y familia de Dios en el amor a los hermanos.

"Esta cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio." "Venid con migo" dice el Señor, "y os hare pescadores de los hombres."

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