Sunday, July 10, 2011

Decimoquinto Domingo del Ano Ordinario, 10 de julio 2011

(Is 55, 10-11; Rom 8, 18-23; Mt 13, 1-23)

En este Domingo Ordinario las Lecturas nos hablan de la fecundidad y el poder de Palabra de Dios cuando cae en tierra buena y preparada. Produce fruto abundante en la vida del hombre. Cuando venimos a celebrar la Santa Misa, el primer parte de la Misa es la celebración de la Palabra de Dios. Leemos, escuchamos y meditamos sobre las lecturas de la Biblia y el mensaje de Nuestro Padre y nos preparamos así a participar mas personalmente en el segundo parte de la Misa que es la celebración de la Eucaristía y recibir a Jesucristo en la Santa Comunión, con reverencia, devoción y amor. Jesucristo mismo nos ayuda a preparar como El preparo a los dos discípulos, en el camino de Emaus, después Su resurrección. En ese cuento bíblico, sin reconocerle, Jesús apareció a los dos discípulos, caminando con ellos hacia su pueblo, animándoles, explicándoles las escrituras y enseñándoles sobre los misterios de Su pasión, muerte y resurrección. Le invitaron a quedar con ellos y durante la cena, la escritura dice: "lo reconocieron," al fin, " en el partir del pan",

La Santa Misa es también por nosotros un encuentro vivo con Cristo resucitado, primero con Su Palabra Viva en el principio de la Misa y luego en la Eucaristía cuando lo recibimos en le Santa Comunión, Su Cuerpo y Sangre gloriosos, que nos colma de nueva vida y que nos transforman en nuevas criaturas. Y debemos encontrar en la misma comunidad de la Iglesia, en unos a los otros, la misma presencia de Cristo resucitado, porque “donde hay dos o tres reunidos mi nombre, aquí estoy Yo,” dice el Señor, enseñándoles, iluminándoles, animándoles.

En uno de nuestros ejercicios espirituales que se llama, Instrumento de la Palabra de Dios, dice:

"Prepara tu corazón con nueva diligencia y atención para que el Señor escriba en el toda la ley de Su gracia. Entonces, como la tierra buena puedes recibir la semilla viva y santa de la Palabra del Señor y de Mariah, para que produzca el cien por ciento de fruto. Que tu lectura y estudio de los Santos Evangelios sea incesante. Medita y contempla día y noche dentro de ti, sobre los misterios y enseñanzas que percibes en el Evangelio. Que lleguen a ser el alimento de tu memoria, la vida de tu alma y la miel de tu espiritualidad. Oye la voz del Maestro que llama e invita a todos al banquete de Su Palabra de vida eterna. "

Si no dejamos a Dios el tiempo de hablar o comunicar a nosotros, como vamos a recibir la semilla de Su palabra para guiarnos e iluminarnos en nuestro caminar y en el cumplimiento de Su santa voluntad en nuestra vida? Esto tiene que ser parte de nuestra preparación del terreno de nuestra alma y corazón, como uno que esta cuidando su jardín, quitando, la hierba, las piedras, las zarzas etc. preparando buena tierra para dar fruto abundante y realizar obras maravillosas de Dios nuestro Padre. Cada día las lecturas de la Santa Misa tienen consejos y direcciones para ayudarnos en el cumplir de nuestras responsabilidades y deberes, especialmente para el mismo día y deben ser parte de nuestra agenda diaria espiritual, oración y meditación.

Una pareja casada que tenia mucha dificultad comunicando con uno al otro y comprendiéndose, porque fueron muy diferente en su personalidad, carácter y emociones, me dijeron que cada noche antes de acostarse leían juntos un pedazo de la Biblia, de los evangelios, por cinco minutos, no mas y en silencio pensar y meditar sobre lo que estaba enseñándoles. Poco a poco comenzó a mejorar su comunicación y comprensión y mejorar su matrimonio. En este ejercicio sencillo y ejemplo para los matrimonios, podemos ver el poder de la Palabra de Dios, que es la comunicación amorosa y personal de Dios a nosotros y que nos ayuda también en nuestras comunicaciones a los demás y con Dios mismo.

Tenemos también el gran ejemplo de nuestra Madre santísima la Virgen María que al anuncio del ángel recibió la Palabra de Dios en su corazón, la concibió y dio a luz al mundo el bendito fruto de su vientre, Jesús. Pero siempre en su vida ella era la hija perfecta y fiel del Padre que escucho y guardo Su palabra, meditándola en su corazón y cumpliéndola en obediencia a Su santa voluntad.

No comments:

Post a Comment