Monday, August 8, 2011

Decimonoveno Domingo del Tiempo Ordinario, 7 de agosto 2011

(Reyes 19, 9a, 11-13a; Rom. 9, 1-5; Mt. 14, 22-33)

¿Donde se manifiesta Dios en nuestra vida? Las lecturas de hoy nos explica un poco de eso y nos llaman a la atención que Dios quiere establecer entre nosotros una relación personal y intima para que El se puede revelar mas y mas a nosotros hasta llegar por Su Hijo Jesucristo a una comunión santa y eterna en la gloria y felicitad eternas.

Dios sale al encuentro del hombre. Elías en el desierto, quería tener una experiencia de la presencia de Dios en el monte Horeb. Y Dios le dio' una buena lección. Esperaba una manifestación grandiosa, y Dios no esta ni en el huracán ni en el teremoto, sino que pasa como una brisa suave o el rumor de un silenco. Pretendemos encontar a Dios allí donde nosotros queremos que este'. ¿Donde encontramos a Dios? ¿Acaso lo buscamos para tener una experiencia fuerte y ser envueltos en medio de un huracan o teremoto y llenarnos de fuertes sensaciones? El profeta tuvo la experiencia de Dios, que paso en la brisa suave, en un susurro, y Elias cubrio el rostro.

Dios quiere revelarse y manifestarse con nosotros también en una manera sencilla, personal y intima en nuestras propias almas y corazones. Cada uno de nosotros tiene experiencia o una historia de busqueda y de encuentro de Dios. Elias subio' al monte. Jesus desciende del monte para ayudar a sus apostoles. Cuando todo nos parece imposible y la barca se hunde porque el viento rompe nuestras velas, descubrimos que el esta con nosotros y tiende Su mano amorosa y nos ayuda en medio de la noche de la vida y nos libera del peligro.

Una otra leccion' que nos dan las lecturas, es el modo de actuar de Jesus. Es para nosotros una revelacion y un descubrimiento. Porque El, que es el Hijo de Dios y con Su mismo poder, va desde las personas a Dios y desde Dios a las personas: desde las necesidades de los hombres se retira a hablar con Su Padre y desde la oracion, vuelve a preocuparse de los demas.

Jesus dijo : "Yo soy el camino" y con Su modo de relacionarse con el Padre Dios y con los hombres Sus hermanos, nos anuncia el camino que tambien debemos seguir. Reflexionemos que relacion existe entre nuestra oracion y nuestra vida: ¿Son dos cosas distinctas para nosotros? ¿Nos qedamos en nuestros problemas o ellos nos llevan a Dios? ¿Nos refugiamos en la oracion para olvidarnos de los problemas de la vida, o la oracion nos da fuerza para enfrentarlos?

En medio de la tormenta, los discipulos se sintieron solos y se llenaron de temor. Por eso no reconocieron al Señor que se les acercaba. Y Jesus llamo' a Pedro y este camino sobre las aguas hasta el momento en que dejo de fijarse en el Senor y se fijo mas en las dificultades; entonces comenzo' a hundirse, clamo' al Senor y este lo sostuvo.

La palabra de Dios nos anuncia la buena noticia de que Jesus siempre sale a nuestro encuentro y nos dice: "Animo, no tengan miedo, soy Yo." Y es que el Señor no nos abandona en nuestras dificultades pero exige que tengamos fe y confianza, y que nos fijemos mas en El que en los obstaculos que se nos presenten.

Hay situaciones en la vida en que nos encontramos solos y nos sentimos abandonados del Señor. Pareciera que nos vamos a hundir y nos llenamos de temor. Y tal vez no estamos reconociendo al Señor que se nos acerca de mil maneras distinctas para darnos animo. "Porque, aunque una madre se olvide del hijo que llevo' en sus entrañas, yo no me olvidare' de vosotros," dice el Señor!















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