Friday, August 31, 2012

XXII Domingo del Tiempo Ordinario, 2 septiembre 2012

HOMILÍA XXII DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – 2012 CICLO “B” 1.- Las lecturas * Libro del Deuteronomio 4,1-2.6-8. Moisés entrega al pueblo los mandatos de Dios y les dice que no añadan nada; de este modo cumplirán los preceptos del Señor. * Salmo Responsorial 14. Con el salmista nos volvemos al Señor y preguntamos: “Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?”. Escuchemos y meditemos la respuesta del Señor. Nos hará mucho bien.. * Carta de Santiago 1,17-18. 21b-22. El apóstol Santiago nos exhorta a llevar a la práctica las palabras del Señor. No nos limitemos a escucharlas, sino que consintamos con agrado que nos construya interiormente y vivamos en conformidad con ella. * Evangelio según san Marcos 7,1-8.14-15. 21-23. Jesús critica a los que se aferran a la tradición de los hombres y dejan de lado la Palabra de Dios. 2.- Sugerencias para la homilía 2.1.- El Señor nos habla hoy y siempre El Señor nos sigue hablando hoy y aquí a todos y a cada uno. Y ¿dónde nos habla el Señor? * En las Escrituras Santas. Volvamos a las fuentes de la revelación divina: Sagrada Escritura y Tradición: “la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la Palabra de Dios confiado a la Iglesia” (DV 10). Es hora de volver a tomar en nuestras manos la Sagrada Escritura para leer y meditar sus textos y conocer mejor a Jesucristo. Desconocer las Escrituras es desconocer a Cristo. Es hora de descubrir en la Sagrada Escritura lo que Dios quiere de nosotros, de cada uno, de ti mismo. Es hora de que los padres cristianos inicien y enseñen a sus hijos a leer las Escrituras, a meditarlas, a descubrir en ellas a Jesucristo…Los padres son los primeros catequistas y educadores de sus hijos. * En la conciencia de cada uno ya que “la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella. Es la conciencia la que de modo admirable da a conocer esa ley, cuyo cumplimiento consiste en el amor de Dios y del prójimo” (GS 16). Recuperemos la conciencia que siempre nos invita y nos urge con estas palabras: “haz el bien y evita el mal”. Y formemos bien nuestra conciencia. Para ello “los fieles en la formación de su conciencia, deben prestar diligente atención a la doctrina sagrada y cierta de la Iglesia” (DH 14). * En los pobres y necesitados. Siempre y de manera especial en estos tiempos de crisis, de dificultades…hemos de prestar atención y escuchar el clamor de los pobres. Y en ese clamor percibir y escuchar el grito de Dios que nos pregunta siempre: ¿dónde está tu hermano? ¿qué estás haciendo con tu hermano cuando yo veo a tantos seres humanos despojados, abatidos, hambrientos, perseguidos…? “Tuve hambre y me diste de comer…”(Mt.25) * En los signos de los tiempos. Dios también nos habla a través de los “signos de los tiempos”. Cuando se puso en circulación esta frase a raíz del Concilio Vaticano II, ¿cómo se acudía a ella?, ¿cómo se repetía?, ¿cómo se utilizaba?…Ahora parece que se ha olvidado… Reflexionemos y pensemos… 2.2.- Escucha las Palabra del Señor Os sugiero en esta homilía que a la luz de las lecturas “escuchéis la Palabra de Dios”. Es necesario que estemos siempre dispuestos a escuchar al Señor que nos habla a cada uno. ¿Qué debemos hacer para escuchar al Señor? Ya he escrito sobre este tema en alguna otra homilía. Por eso hoy sólo quiero recordar lo más importante. * La escucha de Dios es una gracia. Como Salomón tenemos que rezar al Señor y pedirle: “¡Dame, Señor, un corazón que escuche!”. “¡Señor, ábreme los oídos para que escuche tu Palabra!” * Hacerse pobre desde dentro. El orgulloso y el soberbio no escuchan a nadie; sólo se escuchan a sí mismos. Desterremos de nosotros el orgullo, la soberbia…si queremos escuchar al Señor que acoge al humilde. * Hacer silencio interior. Apacigüemos nuestro corazón, acallemos nuestras pasiones, pongamos paz interior en nuestra alma… * Poner distancia entre nosotros y las cosas, ya que de lo contrario, las cosas podrían dominarnos, quitarnos la libertad, no dejarnos escuchar al Señor. * Descalzarnos. Es el momento de dejar atrás, como Moisés en el Monte Sinaí, nuestras preocupaciones, angustias… 2.3.- Comportarnos en conformidad con la palabra de Dios escuchada Demos un paso más en nuestra reflexión. La Palabra de Dios que hemos escuchado y acogido en nuestra alma, ha de construirnos y edificarnos como personas, como cristianos, como sacerdotes, como religiosos… y ha de renovar nuestro comportamiento. Todos sabemos que algunos Medios de Comunicación Social pretenden crear un tipo de hombre y de mujer según proyectos que ya no están inspirados en la fe cristiana ni son conformes a ella. Es el momento de ser sinceros con nosotros mismos y con nuestra fe, y actuar en conformidad con nuestra dignidad humana fundamentada en Dios y con nuestra condición de cristianos… Pensemos y actuemos con criterios cristianos. 3.- De la Palabra a la Eucaristía. Es el momento de pasar de la proclamación de la Palabra a la Eucaristía. Jesucristo, Palabra Eterna del Padre, se hace sacramentalmente presente en el misterio eucarístico. ¡Creemos que estás real, verdadera y substancialmente presente bajo los signos sacramentales! ¡Gracias, Señor! 4.- De la Eucaristía a la Misión Ha llegado el momento de ir en misión para anunciar a todos los hombres a Jesucristo. Esta debe ser nuestra tarea más importante y nuestro gozo más inmenso. El Señor nos llama a ser los que hagamos realidad con la fuerza del Espíritu Santo la nueva evangelización de la que tan necesitada está nuestra sociedad. No lo defraudemos. Termino. Unidos en la plegaria Cáceres. 28 de agosto de 2012 Memoria de San Agustín. Florentino Muñoz Muñoz

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