Monday, January 28, 2013
Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, 27 enero 2013
HOMILÍA IIIº DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – 2013
CICLO “C”
Jornada Mundial de la Infancia Misionera
Estamos celebrando el 170 aniversario de la Infancia Misionera, que este año lleva como lema: CON LOS NIÑOS DE EUROPA ACOGEMOS A TODOS COMO JESÚS”.
ACOGEMOS a todos
* Acogemos a TODOS porque somos católicos, sin fronteras.
* Acogemos a TODOS porque a pesar de las razas y clases sociales,
somos hermanos.
* Acogemos a TODOS porque queremos AMAR como Jesús.
REZAMOS por todos, porque hay muchos niños que sufren las consecuencias de la violencia, la explotación, el hambre.
* Rezamos por todos los niños que no han oído hablar de Jesús, que es la
mayor riqueza para la humanidad.
* Junto a todos los niños del mundo, queremos unirnos alrededor del
altar, para expresar la alegría de ser hijos de Dios.
ESCUCHAMOS el clamor de dolor y sufrimiento que vine de tantos niños que hoy mismo están sufriendo y muriendo a causa de:
- el hambre.
- las deportaciones por la guerra
- la explotación de muchos niños en trabajos inhumanos
- la falta de escuela para tantos niños
- la falta de anuncio del Evangelio……
PROCURAMOS AYUDAR a los necesitados, excluidos, marginados, empobrecidos.
Pero preguntémonos ¿hasta dónde ayudamos? ¿dónde está nuestro hermano? ¿qué estamos haciendo con nuestro hermano necesitado?
Mientras tanto, ¿qué se hace en el mundo?
No pocas Instituciones, Organismos…siguen discutiendo sobre el modo de resolver estos problemas y situaciones dramáticas, y dejan que pase el tiempo…y no se responde a este dolor.
Se olvida con demasiada frecuencia que El buen Samaritano escucha el grito de dolor del herido, se acerca a él, cura sus heridas, carga con él y se encarga de él…¿Somos de verdad la Iglesia samaritana?
1.- Las Lecturas
* Profeta Nehemías 8,2-4a. 5-6. 8-10. Esdras convoca a la Comunidad judía para que escuche la Palabra de Dios y haga fiesta. También resonará hoy la Palabra de Dios entre nosotros. Escuchémosla con fe y acojámosla con alegría..
* Salmo Responsorial 18. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Hagamos nuestras estas palabras del salmista. Necesitamos que la Palabra de Dios infunda en nosotros la vida de Dios.
* Primera Carta de San Pablo a los Corintios 12,12-30. Vosotros sois el Cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro. Formamos una gran Familia. El Espíritu Santo ha dado a cada uno de nosotros un carisma, un don o un ministerio que hemos recibido para ponerlo al servicio de la misión de la Iglesia.
* Evangelio según San Lucas 1,1-4; 4,14-21. En la sinagoga de Nazaret, Jesús lee un texto de Isaías y afirma que las promesas anunciadas por este profeta, en el pasado, se cumplen hoy en Él. Han llegado los tiempos mesiánicos con Jesús y en Jesús
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- Transmitamos la Palabra de Dios
Esta es la primera llamada que nos hace el Señor en este domingo y que la Iglesia nos recuerda. Nuestros padres y nuestros catequistas nos entregaron la Palabra de Dios. Nosotros debemos transmitirla también a los demás. Lo que hemos escuchado y recibido lo debemos transmitir a los demás. Así lo hizo San Pablo: “he recibido una tradición que viene del Señor y que a mi vez yo os la transmito” (ICort.11; ICort.15). Muchos ya no han oído hablar del Señor porque nadie se lo anuncia. Muchos no conocen al Señor porque nadie se lo ha anunciado.
No olvidemos que el fundamento de toda espiritualidad cristiana auténtica y viva es la Palabra de Dios anunciada, acogida, celebrada y meditada en la Iglesia.
En este Año de la fe, uno de cuyos objetivos fundamentales es transmitir la fe, debemos preguntarnos si de verdad estamos transmitiendo la fe y cómo la transmitimos. ¿Las familias cristianas están siendo lugar de transmisión de la fe? ¿Los padres cristianos están comunicando la fe a sus hijos? ¿Proponen estos padres la vocación sacerdotal o religiosa a sus hijos?
Pensemos en estos interrogantes y demos una respuesta a los mismos.
La Nueva evangelización nos invita a ser transmisores de la Palabra de Dios, sin avergonzarnos nunca del Evangelio de Jesucristo..
La Nueva evangelización invita, de manera especial, a los fieles laicos a hacerse presentes en los nuevos escenarios: política, economía, medios de comunicación, cultura, ciencia… Se nos pide hoy saber leer y descifrar estos nuevos escenarios, que en las últimas décadas han surgido dentro de la historia humana, para estar presentes en ellos y transformarlos en lugares de testimonio y de anuncio del Evangelio...
La nueva evangelización no se hará sin los laicos.
2.2.- Llamada y ruego a los catequistas
¡Queridos catequistas!
Gracias por vuestra entrega y vuestro servicio generoso y desinteresado. Todos os agradecemos vuestro trabajo en la transmisión y educación de la fe. También los padres que os confían a sus hijos os lo agradecen.
Quiero confiaros, en este tiempo de “nueva evangelización” y dentro del “Año de la fe”, estas recomendaciones y peticiones:
* No os canséis nunca de realizar esta misión y tarea que el Señor os ha confiado a través de la Iglesia. ¡No abandonéis la catequesis!. Muchos niños, adolescentes, jóvenes…están pendientes de vuestra presencia, de vuestra entrega, de vuestra generosidad, de vuestra palabra y de vuestro testimonio…Seguid anunciándoles a Jesucristo con nuevo ardor, con las ascuas encendidas del Espíritu, con nuevas expresiones, con nuevos métodos…y siempre en comunión con la Iglesia.
* Perseverad en vuestra tarea eclesial -verdadero ministerio- aunque os sea difícil en estos tiempos. El Señor está a vuestro lado y nunca os abandona. Contad también con el apoyo, el aliento y la ayuda de los sacerdotes, de la comunidad cristiana, de las familias cristianas…
* Acentuad el carácter kerigmático y destacad la inspiración catecumenal de la transmisión de la fe. De igual modo os ruego que reviséis los itinerarios de la iniciación cristiana. Benedicto XVI nos dice que “el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica” (Porta Fidei, 11).
* Tened siempre presente que debéis anunciar a Jesucristo por la calidad evangélica de vuestra vida, por la autenticidad de vuestra participación en la Eucaristía y en los sacramentos, por el anuncio del Evangelio, por vuestra ayuda a los necesitados y a los pobres, por la seriedad de vuestros compromisos con los problemas de la humanidad: la paz, la justicia, la libertad… Benedicto XVI nos dice a todos: “la nueva evangelización requiere trabajadores humildes y generosos que no piden otra recompensa que la de participar en la misión de Jesús y de la Iglesia” (Homilía en la Santa Misa de clausura del Congreso de Nuevos Evangelizadores. Roma. 16-X-2011).
3.- De la Palabra a la Eucaristía
En este Año de la Fe, el Santo Padre Benedicto XVI nos invita a volver nuestros ojos al Concilio Vaticano II y al Catecismo de la Iglesia Católica. Por eso, en este apartado les propongo este texto conciliar tomado del Decreto “Sobre el ministerio y la vida de los presbíteros”:
“Los demás sacramentos, al igual que todos los ministerios eclesiásticos y las obras del apostolado, están unidos con la Eucaristía y a ella se ordenan. Pues en la sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo, que, por su carne vivificada y que vivifica por el Espíritu Santo, da vida a los hombres, que de esta forma son invitados y estimulados a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas las cosas creadas juntamente con Él. Por lo cual, la Eucaristía aparece como fuente y cima de toda evangelización (…) Es, pues, la celebración eucarística el centro de la congregación de los fieles que preside el presbítero” (PO 5).
4.- De la Eucaristía a la Misión
También en este apartado les ofrezco un texto conciliar tomado del mismo decreto que acabamos de citar. Dice así:
“El pueblo de Dios se reúne, ante todo, por la palabra de Dios vivo, que con todo derecho hay que esperar de la boca de los sacerdotes, pues como nadie puede salvarse si antes no cree, los presbíteros, como cooperadores de los Obispos, tienen como obligación principal el anunciar a todos el Evangelio de Cristo, para constituir e incrementar el pueblo de Dios, cumpliendo el mandato del Señor: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc.16,15). Porque con la palabra de salvación se suscita la fe en el corazón de los no creyentes y se robustece en el de los creyentes, y con la fe empieza y se desarrolla la congregación de los fieles, según la sentencia del Apóstol: “La fe viene por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo” (Rm.10,17)” (PO 4).
Terminamos. Unidos en la oración
Cáceres 21 de enero de 2013
Florentino Muñoz Muñoz
Saturday, January 19, 2013
Segundo Domingo del Tiempo Ordinario, 20 enero 2013
HOMILÍA II DOMINGO TIEMPO ORIDNARIO - 2013
CICLO “C”
Jornada Mundial de las Migraciones
Aportación especifica de la Iglesia.
Sugerimos algunas pistas de actuación
1.- En estos tiempos de crisis prolongada donde la solidaridad debe ser reforzada, (“Caritas in veritate, 43), queremos seguir trabajando en la defensa de los derechos de las personas migrantes, en la promoción de una cultura hospitalaria, de la integracion y la inclusión, que facilite a las personas su in-corporación con todos sus derechos, de la comunión, superando el simple asistencialismo, y allí donde sea posible o necesario, denunciar y trabajar por evitar las causas de los desplazamientos forzados.
2.- Asombra, a pesar de la escasez de medios y recursos, la multitud de iniciativas eclesiales, algunas admirables, que se realizan en nuestra Iglesia en favor de los inmigrantes. Sigamos con la formación y promoviendo el trabajo en redes que permiten compartir lo que se hace, enriquecernos mutuamente con las iniciativas de los otros, ser más eficaces. No estaría de más que se recuperara la colecta que antes se hacia con motivo de la Jornada, para potenciar la atención y la accion pastoral en favor de los inmigrantes..
3.- Vemos que son muchas las dificultades que afectan a los inmigrantes: el desvalimiento, el desarraigo, el desamparo, la explotación, en que con frecuencia se encuentran, el problema de hacer frente a sus deudas sin tener que verse en la calle etc. Todo ello “ofrece a la Iglesia la oportunidad y reclama de ella la obligación de ejercer de Buen samaritano que cure sus heridas, les ayude a levantarse y a recobrar la conciencia de su dignidad, camine con ellos, les proporcione hogar y nueva patria y les preste algo de su propia vida y riqueza”. Sería un signo de esperanza para las personas afectadas. Con ocasión de esta Jornada renovamos nuestra petición “a las autoridades para que los costes de la crisis no recaigan sobre los inmigrantes, arbitrando más bien las medidas necesarias para que reciban las ayudas sociales oportunas”.
4.-Juntamente con la solidaridad, el Santo Padre nos recuerda la respuesta diferenciada que la Iglesia, por la misión confiada por el mismo Cristo, está llamada a prestar: “La especial atención y cuidado de la dimensión religiosa, su tarea más importante y especifica”. Los emigrantes no son sólo destinatarios de la acción social, sino tambien de la misión evangelizadora de la Diócesis y de sus parroquias e instituciones. Se dice que la Iglesia evangelizando promociona y promocionando evangeliza. Es verdad. No es bueno separar ambas dimensiones, pero tampoco es bueno confundirlas. En la Iglesia todo o casi todo es pastoral, pero junto a labor social y de promoción que tan admirablemente realizan Caritas, los institutos de vida consagrada o las asociaciones de fieles etc, la Comisión Episcopal de Migraciones invita a cuidar también la dimensión más netamente pastoral, el servicio a la fe, y no sólo los servicios que brotan de la fe. El respeto al otro no debe hacer que silenciemos nuestras creencias y desde dónde actuamos. Las migraciones han dado lugar a que los destinatarios de la missio ad gentes estén también entre nosotros. “La verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo propuestas con toda claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que cada uno pueda hacer, lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la eleción de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante” (Evangelii Nuntiandi, 80) Deseamos que los hermanos bautizados en la Iglesia católica, venidos de otros países, puedan encontrar en nuestras parroquias su propia casa, lo que encontraban en la comunidad cristiana aquellos “extranjeros en la Diáspora”, a los que va dirigida la primera carta de Pedro: En medio de la opresión política, la explotación económica y la exclusión social, encontraban en la comunidad cristiana la Palabra de esperanza, su familia, el lugar de convivencia en dignidad, sin tener que renunciar a lo más genuino de su cultura. Más aún, que encuentren la posibilidad de poner al servicio de los demás sus propios carismas, su manera propia de sentirse comunidad y su compromiso. ”Contigo tambien,” les decimos. Es una gracia comprobar cómo ya empiezan los inmigrantes (presbíteros, religiosos y laicos) a participar incluso en puestos de especial responsabilidad en nuestras Iglesias”(Comisión Episcopal de Migraciones de la CEE).
1.- Las Lecturas
*Profeta Isaías 62,1-5. Isaías anuncia que Dios está presente en Jerusalén como signo de amor entre Él y esta ciudad. La ciudad destruida y abandonado se convierte en ciudad desposada y amada de Dios.
* Salmo Responsorial 95. El salmista nos invita a todos a cantar las maravillas que Dios hace a favor de todas las naciones. Unámonos nosotros a este cántico proclamando la gran maravilla de Jesucristo.
* Primera carta de San Pablo a los Corintios 12,4-12. El Espíritu Santo distribuye sus dones a cada uno para el bien de la comunidad. Descubramos el don que nos ha sido dado a cada uno y pongámoslo al servicio de la Iglesia, de la parroquia, del Arciprestazgo, siempre en comunión eclesial y en actitud de servicio.
* Evangelio según San Juan 2,1-11. En una boda celebrada en Caná de Galilea, Jesús realiza su primer milagro a ruegos de su Madre, la Stma. Virgen María, en presencia de sus discípulos que creyeron en Él.
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- Escuchemos el clamor de los pobres
La actitud de María ante la falta de vino en la boda de Caná no es la indiferencia ni la mirada para otra parte, sino la escucha del dolor, de la intranquilidad. María nos da una gran lección ante el mundo de los empobrecidos.
Ante los excluidos de la tierra, lo primero que debemos hacer es mirarlos, escucharlos, descubrir su dolor…Pero no nos quedemos aquí; hemos de dar un paso: hemos de conocer las causas que producen y generan este sufrimiento, esta pobreza, esta necesidad, para quitarlas de una vez y para siempre con la ayuda del Señor.
No es bueno el comportamiento de aquellos que se desvían del camino donde están los necesitados para no encontrarse cara a cara con ellos. Debemos ir a los lugares donde están y se encuentran los marginados, los excluidos, los hambrientos. No basta con conocer estudios sociológicos, encuestas…Hay que conocer los rostros de las nuevas pobrezas que están encarnados en las personas sufrientes…
2.2.- Tendamos a una vida austera, sencilla
María es una mujer pobre, sencilla…Por eso puede ver las necesidades que experimentan los demás. Lo que nos impide ver y escuchar el clamor de los empobrecidos suele ser el egoísmo, la avaricia, la codicia, el ansia de las riquezas…porque todo esto se mete dentro del corazón y de la mirada humana e impide ver a los demás…
Hemos de tener una mirada limpia y sencilla para poder ver y conocer a las personas concretas que sufren a causa de la miseria, de la falta de pan, de agua, de vestido, de casa, de trabajo, de salud…
2.3.- Demos de comer y de beber a los necesitados…
No es suficiente con escuchar el clamor de los pobres. No basta con conocer la pobreza en el mundo. No basta con lamentarse de la situación dolorosa en la que viven tantos seres humanos.
Es necesario llegar más lejos. Hay que remediar esas necesidades corporales, morales, espirituales:
• creando unas condiciones humanas favorables para estas personas necesitadas
• promoviendo la defensa y promoción de los derechos humanos para estas personas necesitadas: el derecho a la vida, el derecho al trabajo, el derecho a la vivienda…
• educando a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes…para la solidaridad, la compartición, el respeto…
2.4.- Acojamos a los emigrantes
En esta Jornada mundial de las migraciones, no sólo pensemos en los emigrantes, sino también ofrezcámosles la ayuda que necesitan. Así dice Jesús: “Era forastero y me acogisteis”. Nos adherimos y hacemos nuestras las recomendaciones que nos hacen nuestros Obispos y que figuran en el mensaje que nos han entregado y que nosotros ofrecemos al inicio de estas páginas.
2.5.- Hemos de cambiar
* Hemos de cambiar nuestro corazón para que sea cada vez más misericordioso, compasivo, bondadoso…superando de este modo la dureza, la incomprensión…y sabiendo perdonar al que nos haya ofendido, aunque nos cueste mucho esfuerzo.
* Hemos de cambiar nuestros criterios para que sean solidarios, fraternos, caritativos… superando así el egoísmo, la indiferencia…
* Hemos de cambiar nuestros comportamientos para que sean más acogedores, respetuosos, justos…superando de este modo el odio, la injusticia, el olvido de los más pobres..
Dirijamos hoy nuestra oración al Señor para que nos dé el Espíritu Santo a fin de que cambie y transforme nuestros corazones, nuestros criterios y nuestros comportamientos.
2.6.- Oremos por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras
Fieles a la recomendación de Jesucristo oremos al Señor y pidámosles que suscite vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida religiosa, activa y contemplativa, y a la vida misionera. Las necesidades son muchas y variadas, pero los sacerdotes, los religiosas y religiosas, los misioneros y las misioneras son pocos. Oremos al Señor por las vocaciones de especial consagración.
3.- De la Palabra a la Eucaristía
El Señor está presente en la Eucaristía: su Cuerpo entregado por nosotros y su Sangre derramada por nuestra salvación. Comulgando con el Cuerpo y la Sangre de Cristo adquirimos el compromiso de entregar nuestra vida al servicio de los necesitados, los marginados, los excluidos…
4.- De la Eucaristía a la misión
Vayamos al mundo, tomemos este mundo y no lo entreguemos a la avaricia, a la codicia, a la violencia de nadie. Hagamos de este mundo un lugar donde todos y todas podamos vivir en paz, en libertad, en gracia…, donde nadie muera de hambre ni sea víctima de la injusticia, de la violencia, del abandono…
Terminamos. Unidos en la oración.
Cáceres, 14 de enero de 2013
Florentino Muñoz Muñoz
Tuesday, January 8, 2013
Solemnidad del Bautismo de Jesus, 13 enero 2013
HOMILIA - FIESTA DEL BAUTISMO DE JESÚS - 2013
CICLO “C”
La Iglesia celebra hoy la fiesta del Bautismo de Jesús en el río Jordán en el que “Jesús es maravillosamente proclamado como Hijo amado de Dios, las aguas son santificadas, el hombre es purificado y se alegra toda la tierra” (elog. del Martirologio Romano).
Jesús ha permanecido durante treinta años en Nazaret. Ha llegado ya la hora de iniciar la realización de la misión que el Padre le ha confiado. Deja Nazaret y se acerca a Juan, que está bautizando al pueblo, y le pide que lo bautice. El Espíritu Santo desciende sobre Jesús y la voz del cielo dice: “Tú eres mi Hijo querido; en ti me complazco”.
Dios ha enviado a su Hijo para que sea luz de las naciones, gloria de su pueblo Israel e instrumento de su palabra y de su paz para todos los seres humanos.
En el Año de la fe que estamos celebrando,
* renovemos nuestro bautismo,
* profesemos de nuevo nuestra fe cristiana,
* renovemos las promesas bautismales que hicimos en el día en que
fuimos bautizados, y
* asumamos el compromiso de transmitir y comunicar la fe a otros.
“El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros Sacramentos. Por el bautismo, somos liberados del pecado y, regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.1213).
1.- Las Lecturas
* Profeta Isaías 42, 1-4. 6-7. El profeta hace una invitación que sigue siendo válida hoy para todos: Mirad mi siervo en quien me he complacido; promoverá la justicia y el bien. Jesús es el servidor de Dios para el bien de la humanidad. Pongamos nuestro corazón y nuestros ojos en Él ya que de Él nos viene la salvación.
* Salmo responsorial 28. El Señor bendice a su pueblo con la paz. Acojamos esta paz del Señor y procuremos construirla y testimoniarla allí donde vivimos, trabajamos, nos relacionamos con los demás...
* Hechos de los Apóstoles 10, 34-38: Dios ungió a Jesucristo con la fuerza del Espíritu Santo para que realizara su misión salvadora de la entera humanidad. “Pasó por la vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo” (Hech. 10,38).
* Evangelio según San Lucas 3,15-16.21-22: Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán y, mientras oraba, se abrieron los cielos y descendió el Espíritu Santo que se posó sobre él y lo ungió. Una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco”.
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- El Año de la Fe y el bautismo
El Santo Padre Benedicto XVI afirma en su carta “Porta Fidei” -Puerta de la fe- “que cruzamos el umbral de la fe cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esta puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Este camino empieza con el bautismo, con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna”.
A la luz de estas palabras del Papa, debemos nosotros poner de relieve el sacramento del bautismo y destacar su importancia para todos, no sólo para quienes no lo han recibido aún, sino también para nosotros que ya lo hemos recibido por gracia y misericordia divinas.
Poner de relieve este sacramento es valorarlo como un don de Dios y un acontecimiento de gracia que debemos acoger, celebrar y vivir por ser “el sacramento de la fe”, “el sacramento del nuevo nacimiento”, “el baño de regeneración y renovación en el Espíritu santo”, e “iluminación” porque el bautizado se convierte en hijo de la luz” (Compendio del catecismo, n.252).
Desde aquí hacemos una fraterna llamada a los padres con el fin de que ellos:
• pidan a la Iglesia el bautismo para sus hijos,
• se preparen debidamente a la celebración de este bautismo en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia,
• participen de forma adecuada en la celebración del bautismo, y
• ayuden a sus hijos a vivir siempre en conformidad con el bautismo que recibieron.
2.2.- El sacramento del Bautismo nos incorpora al misterio de
la muerte y de la resurrección de Jesucristo.
Benedicto XVI enseña que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (“Dios es amor”,1).
Recordemos las enseñanzas de San Pablo en su carta a los Romanos que todos debemos recordar y meditar: por el sacramento del bautismo hemos sido injertados en el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesucristo para que no vivamos ya en el pecado sino en la gracia divina (cf. Rm.6,3-14). “Quien recibe el bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con él como una nueva criatura” (Compendio del Catecismo, n.252).
Tengamos siempre presente que por el bautismo hemos sido hechos hijos adoptivos de Dios (cf. Gál.4,4-6), participando ya desde ahora en la vida de Dios. San Juan expresó esta realidad de forma sencilla y sublime: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (IJn.3,1).
En consecuencia, San Pablo nos recuerda a todos: “que no reine ya en vosotros el pecado” sino que “caminéis en la novedad de vida y en la santidad”.
2.3.- El sacramento del bautismo perdona el pecado original y
cualquier otro pecado en los adultos que son bautizados
Pablo VI en el “Credo del Pueblo de Dios” enseña:
* “Mantenemos, pues, siguiendo el Concilio de Trento, que el pecado original se transmite, juntamente con la naturaleza humana, por propagación, no por imitación, y que se halla como propio en cada uno” (n.16).
* “Confesamos creyendo un solo bautismo instituido por nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los pecados. Que el bautismo hay que conferirlo también a los niños, que todavía no han podido cometer por sí mismos ningún pecado, de modo que, privados de la gracia sobrenatural en el nacimiento nazcan de nuevo, del agua y del Espíritu Santo, a la vida divina en Cristo Jesús”.
Con otras palabras decimos que el bautismo nos libra del pecado original con el que todos nacemos y, al mismo tiempo, realiza en el que lo recibe un “nuevo nacimiento” a la vida de Dios. Digamos también que los que reciben el bautismo después del uso de razón, reciben además del perdón del pecado original, el perdón de sus pecados personales, habiendo antes renunciado públicamente al mal y al pecado.
2.4.- El Bautismo nos incorpora a la Iglesia
San Pablo afirma de forma explícita y clara que por el sacramento del bautismo hemos sido hechos miembros de la Iglesia de Jesucristo. Recordemos sus propias palabras: “Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres” (ICort.12,13).
El Concilio Vaticano II, fiel a las enseñanzas de la Sagrada Escritura, proclama: “Los que creen en Cristo, renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios vivo (cf. IPetr.1,23), no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn.3,5-6), son hechos por fin “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo de adquisición…, que en un tiempo no eran pueblo, y ahora es pueblo de Dios” (I Pedro 2,9-10).
Texto maravilloso que nos descubre la maravilla de la gracia de Dios. Meditemos estas enseñanzas y vivamos con la ayuda de la gracia divina nuestra inserción e incorporación a la Iglesia, Pueblo de Dios profético, sacerdotal y real (LG 10-11-12; cf. AA 3). Por eso os invito a todos a que:
* Participemos en la vida y misión de la Iglesia Diocesana, de la Parroquia, con el don, gracia o ministerio que cada uno haya recibido “para común utilidad” y “para edificación del Cuerpo de Cristo”.
* Participando en los organismos de comunión y de corresponsabilidad de la Diócesis, del Arciprestazgo, de la Parroquia: Consejo pastoral, Junta Económica…,
* Participando en Caritas o en otros Organismos de caridad, en los Grupos de visitadores de enfermos, en el Grupo de catequistas, en el grupo de Lectores de la Palabra de Dios…
* Promoviendo la Nueva Evangelización haciendo presente el Evangelio en los nuevos escenarios: política, cultura, vida humana, pobres…
2.5.- Oremos por las vocaciones
Pidamos una vez más al Señor que suscite nuevas vocaciones al Sacerdocio, a la Vida Consagrada y a la Vida Laical Cristiana ya que “la mies es mucha y los obreros somos pocos”.
Son muchas las necesidades pastorales a las que debemos atender.
Son muchos los lugares en los que no hay sacerdotes ni evangelizadores…
Son muchas las llamadas a las que debemos responder….
Son muchos los gritos de los enfermos y los clamores de los pobres
que debemos escuchar, atender, socorrer, ayudar…
3.- De la Palabra a la Eucaristía
Pasemos de la proclamación y explicación de la Palabra de Dios a la celebración de la Eucaristía. Renovemos hoy nuestra “iniciación cristiana” que implica la participación en estos tres sacramentos: bautismo, confirmación y Eucaristía.
4.- De la Eucaristía a la Misión
Hagamos realidad con la fuerza del Espíritu Santo y en comunión fraterna la nueva evangelización, promoviendo la renovación de la fe, la transmisión de la fe, el servicio de la caridad a los necesitados.
Terminamos. Unidos en la plegaria
Cáceres. 7 de enero de 2013
Florentino Muñoz Muñoz
Solemnidad de la Epifania, 6 enero 2013
HOMILÍA SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA – 2O13
CICLO “C”
EPIFANÍA DEL SEÑOR
Este es el día señalado en que se ha manifestado Jesucristo, anunciado por los profetas.
Los Magos, al ver su estrella, se llenaron de inmensa alegría, se pusieron en camino, lo encontraron y le ofrecieron regalos.
Hoy, nos ha amanecido un día sagrado. Venid, adoremos al Señor
1.- Las Lecturas
* Profeta Isaías 60,1-6: La gloria del Señor amanece sobre la ciudad de Jerusalén. Dejémonos inundar e iluminar por esta gloria del Señor para llenar de esta luz al mundo entero.
* Salmo Responsorial 71. Se postrarán ante ti todos los pueblos y naciones de la tierra. Como lo Magos, también nosotros debemos acercarnos al Niño Jesús para adorarlo.
* Carta de San Pablo a los Efesios 3, 2-3a.5-6. Ahora ha sido revelado Jesucristo a todos los pueblos y naciones del mundo pues todos somos llamados a la fe y a la salvación.
* Evangelio según San Mateo 2,1-12. Los Magos dijeron a Herodes: hemos visto su estrella y venimos a adorar al Rey. Aprendamos de los Magos a buscar al Señor, aunque tengamos que pasar por dificultades.
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- Los magos estaban atentos a la señal de Dios
Un primer detalle que observamos en los magos es que prestan atención a la señal que Dios les ofrece para ponerse en camino hacia el Niño Jesús que ha nacido. En efecto, vieron la estrella y la siguieron…
En este Año de la Fe que estamos celebrando, el Santo Padre Benedicto XVI nos pide que recuperemos las señales del Señor -los preámbulos de la fe- en el camino hacia la fe. No olvidemos que la fe cristiana no es un mero sentimiento ni una mera emoción pasajera. Es “un obsequio racional”; es “una decisión amorosa y razonable”.
Aprendamos nosotros a descubrir las señales que nos ofrece Dios para encaminarnos al encuentro de Jesucristo. Estamos con cierta frecuencia enredados y demasiado ocupados en las cosas de este mundo y no tenemos tiempo para abrir nuestro corazón y nuestra mente a las señales de Dios en este mundo. Descubramos las señales que nos ofrece el Señor para que lleguemos hasta Él.
2.2.- Se pusieron en camino hacia el Señor
Los Magos no pierden el tiempo en vanas discusiones ni en estériles disquisiciones intelectuales que a ninguna parte conducen. Ellos han visto una señal extraordinaria y la siguen con prontitud.
En este Año de la Fe, los Magos han de ser para todos y para cada uno un ejemplo a seguir en el camino de la fe que nos conduce y desemboca en el encuentro con el Señor.
Procuremos nosotros no dejarnos atrapar por curiosidades que a ninguna parte llevan ni por cosas efímeras que no duran ni un día. Pongámonos en camino hacia la fe con decisión y alegría. No perdamos la ruta ni la buena dirección. No nos dejemos seducir por tantas llamadas que nos llegan desde tantos lugares y que nos invitan a abandonar y dejar el camino de la fe…
2.3.- En las dificultades, preguntaron a otros
El camino no fue fácil ni cómodo para los Magos…Encontraron dificultades, surgieron problemas…En un momento del recorrido la estrella desaparece. La duda surge en ellos; el desconcierto aparece en sus mentes; la intranquilidad se apodera de ellos….¿Qué hacen en estos momentos?
Los Magos no se dejan vencer por el miedo ni por el desconcierto. Desde la serenidad del espíritu deciden preguntar a quienes podrían orientarles y mostrarles el camino y la ruta hacia el Rey de los judíos que ha nacido… Al escuchar Herodes esta pregunta, se turbó y con él toda Jerusalén…De todos modos, averigua el lugar donde nace Cristo y lo comunica a los Magos: “El Mesías nacerá en Belén de Judá”…
También nosotros podemos experimentar en nuestra vida la Noche oscura del alma, en la que parece que desaparecen las señales, y las luces de Dios no brillan con fulgor, y aparecen en su lugar la cruz, el desaliento, el cansancio… Es en estos momentos cuando debemos serenar el espíritu y preguntar a otros: los padres, un sacerdote, un catequista…para que nos orienten, nos ayuden, nos den fuerza para perseverar en el camino.. No nos encerremos en nosotros mismos, no nos retiremos ni nos alejemos de la Iglesia ni de los sacramentos…Como los Magos preguntemos y escuchemos…
2.4.- Los Magos se pusieron de nuevo en camino
El corazón de los Magos se llena de alegría al escuchar que el Rey de los judíos nació en Belén y se ponen de nuevo en camino… Al reiniciar la marcha hacia el Niño Jesús descubren con emoción profunda que la estrella sale de nuevo y vuelve a guiarlos… Realmente Dios no abandona nunca a quien lo busca con humilde y sincero corazón…
Si alguna vez hemos sucumbido al pecado y nos hemos perdido por los caminos y rutas del mundo, no nos desanimemos ni desertemos de la fe. Reemprendamos el camino…Tengamos la firme certeza de que Dios no nos dejará ni desaparecerá de nosotros. Él está a nuestro lado y nos ayuda. ¿Sabéis? Dios está cerca del que lo invoca con humilde y sencillo corazón.
2.5.- Los Magos encontraron al Señor
Los Magos, conducidos y guiados por la estrella -signo de Dios providente y misericordioso- los llevó hasta el lugar donde estaba Jesús. Entraron y encontraron al Niño con María, su madre, y con San José. Es el momento de alegría y de gozo. Después de un recorrido largo, con dificultades… están ya ante el Niño Jesús. La emoción llena sus corazones. María les muestra a su hijo Jesús. El Niño los acoge, les sonríe, les tiende sus manos…
En este Año de la Fe, descubramos de nuevo que la fe es encuentro con el Señor. Atrás quedan los trabajos, los caminos, las dificultades…Ha valido la pena. Están ante el Señor. Lo demás ya pasó...
Después de caminar, preguntar, seguir la señal…también nosotros encontramos al Señor y estamos ante Él. Nuestra alma se llena de emoción y agradecimiento. Podemos cantar con la Iglesia: “Un niño nos ha nacido. Un Niño nos ha sido dado”.
2.6.- La Virgen de la Epifanía
Que la Stma. Virgen María sea también para nosotros la Virgen de la Epifanía que nos muestre y nos entregue, como a los Magos, a su Hijo, el Hijo de Dios, el Redentor y el Salvador de la humanidad.
2.7.- Los Magos adoraron al Señor y le ofrecieron oro, incienso y
mirra
Los Magos abren sus cofres y le ofrecen unos dones importantes: oro, incienso y mirra. La tradición cristiana los ha interpretado así: oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre. De este modo podemos descubrir ya la identidad de este Niño que ha nacido en Belén. Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre.
Acerquémonos nosotros al Señor con profunda fe y amor porque Él es el Emmanuel - el Dios con nosotros-. Adoremos a este Niño.
¿Qué vamos a ofrecerle? Ya sabemos que la ofrenda que más agrada al Señor no son las cosas porque nada puede reemplazar ni sustituir al hombre. Lo que el Niño Jesús espera que le ofrezcamos todos y cada uno es nuestro corazón, nuestra persona. Así lo dijo San Pablo: “ofreced vuestros cuerpos –persona- como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” (Rm.12,1).
Y, junto a esta ofrenda que hacemos al Señor, no olvidemos de compartir nuestros bienes con los pobres y necesitados.
2.8.- Día del catequista nativo y del IEME
En el Año de la Fe y en la llamada a realizar la Nueva Evangelización, no queremos olvidar que este día de la Epifanía o manifestación del Señor es el Día del Catequista Nativo y del IEME. Oremos por los catequistas de esas diócesis y de esos lugares que anuncian a Jesucristo y tengamos presentes en nuestra plegaria las intenciones del IEME y a todos sus misioneros esparcidos por tierras de misión, haciendo realidad la misión “ad gentes”.
Los misioneros son portadores de la fe que va unida a la esperanza y al amor.
Los misioneros comparten la fe que ellos viven y son signos de esperanza en su comunidad.
Seamos nosotros misioneros en nuestra ciudad, en nuestro pueblo…
3.- De la Palabra a la Eucaristía
En la Eucaristía encontramos al Señor bajo los signos sacramentales del pan y del vino. Acojámoslo con fe y amor. Él siempre nos acompañará a lo largo de nuestro caminar por este mundo hacia la Casa del Padre.
4.- De la Eucaristía a la misión
Como los Magos también nosotros volvemos a nuestros hogares, a nuestros pueblos y ciudades…Como ellos debemos anunciar a Jesucristo por el camino y los lugares donde estamos para que todos lo conozcan y vayan a adorarlo.
Terminamos. Unidos en la plegaria
Cáceres 3 de enero de 2013.
Florentino Muñoz Muñoz
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