Monday, January 28, 2013

Tercer Domingo del Tiempo Ordinario, 27 enero 2013

HOMILÍA IIIº DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – 2013 CICLO “C” Jornada Mundial de la Infancia Misionera Estamos celebrando el 170 aniversario de la Infancia Misionera, que este año lleva como lema: CON LOS NIÑOS DE EUROPA ACOGEMOS A TODOS COMO JESÚS”. ACOGEMOS a todos * Acogemos a TODOS porque somos católicos, sin fronteras. * Acogemos a TODOS porque a pesar de las razas y clases sociales, somos hermanos. * Acogemos a TODOS porque queremos AMAR como Jesús. REZAMOS por todos, porque hay muchos niños que sufren las consecuencias de la violencia, la explotación, el hambre. * Rezamos por todos los niños que no han oído hablar de Jesús, que es la mayor riqueza para la humanidad. * Junto a todos los niños del mundo, queremos unirnos alrededor del altar, para expresar la alegría de ser hijos de Dios. ESCUCHAMOS el clamor de dolor y sufrimiento que vine de tantos niños que hoy mismo están sufriendo y muriendo a causa de: - el hambre. - las deportaciones por la guerra - la explotación de muchos niños en trabajos inhumanos - la falta de escuela para tantos niños - la falta de anuncio del Evangelio…… PROCURAMOS AYUDAR a los necesitados, excluidos, marginados, empobrecidos. Pero preguntémonos ¿hasta dónde ayudamos? ¿dónde está nuestro hermano? ¿qué estamos haciendo con nuestro hermano necesitado? Mientras tanto, ¿qué se hace en el mundo? No pocas Instituciones, Organismos…siguen discutiendo sobre el modo de resolver estos problemas y situaciones dramáticas, y dejan que pase el tiempo…y no se responde a este dolor. Se olvida con demasiada frecuencia que El buen Samaritano escucha el grito de dolor del herido, se acerca a él, cura sus heridas, carga con él y se encarga de él…¿Somos de verdad la Iglesia samaritana? 1.- Las Lecturas * Profeta Nehemías 8,2-4a. 5-6. 8-10. Esdras convoca a la Comunidad judía para que escuche la Palabra de Dios y haga fiesta. También resonará hoy la Palabra de Dios entre nosotros. Escuchémosla con fe y acojámosla con alegría.. * Salmo Responsorial 18. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Hagamos nuestras estas palabras del salmista. Necesitamos que la Palabra de Dios infunda en nosotros la vida de Dios. * Primera Carta de San Pablo a los Corintios 12,12-30. Vosotros sois el Cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro. Formamos una gran Familia. El Espíritu Santo ha dado a cada uno de nosotros un carisma, un don o un ministerio que hemos recibido para ponerlo al servicio de la misión de la Iglesia. * Evangelio según San Lucas 1,1-4; 4,14-21. En la sinagoga de Nazaret, Jesús lee un texto de Isaías y afirma que las promesas anunciadas por este profeta, en el pasado, se cumplen hoy en Él. Han llegado los tiempos mesiánicos con Jesús y en Jesús 2.- Sugerencias para la homilía 2.1.- Transmitamos la Palabra de Dios Esta es la primera llamada que nos hace el Señor en este domingo y que la Iglesia nos recuerda. Nuestros padres y nuestros catequistas nos entregaron la Palabra de Dios. Nosotros debemos transmitirla también a los demás. Lo que hemos escuchado y recibido lo debemos transmitir a los demás. Así lo hizo San Pablo: “he recibido una tradición que viene del Señor y que a mi vez yo os la transmito” (ICort.11; ICort.15). Muchos ya no han oído hablar del Señor porque nadie se lo anuncia. Muchos no conocen al Señor porque nadie se lo ha anunciado. No olvidemos que el fundamento de toda espiritualidad cristiana auténtica y viva es la Palabra de Dios anunciada, acogida, celebrada y meditada en la Iglesia. En este Año de la fe, uno de cuyos objetivos fundamentales es transmitir la fe, debemos preguntarnos si de verdad estamos transmitiendo la fe y cómo la transmitimos. ¿Las familias cristianas están siendo lugar de transmisión de la fe? ¿Los padres cristianos están comunicando la fe a sus hijos? ¿Proponen estos padres la vocación sacerdotal o religiosa a sus hijos? Pensemos en estos interrogantes y demos una respuesta a los mismos. La Nueva evangelización nos invita a ser transmisores de la Palabra de Dios, sin avergonzarnos nunca del Evangelio de Jesucristo.. La Nueva evangelización invita, de manera especial, a los fieles laicos a hacerse presentes en los nuevos escenarios: política, economía, medios de comunicación, cultura, ciencia… Se nos pide hoy saber leer y descifrar estos nuevos escenarios, que en las últimas décadas han surgido dentro de la historia humana, para estar presentes en ellos y transformarlos en lugares de testimonio y de anuncio del Evangelio... La nueva evangelización no se hará sin los laicos. 2.2.- Llamada y ruego a los catequistas ¡Queridos catequistas! Gracias por vuestra entrega y vuestro servicio generoso y desinteresado. Todos os agradecemos vuestro trabajo en la transmisión y educación de la fe. También los padres que os confían a sus hijos os lo agradecen. Quiero confiaros, en este tiempo de “nueva evangelización” y dentro del “Año de la fe”, estas recomendaciones y peticiones: * No os canséis nunca de realizar esta misión y tarea que el Señor os ha confiado a través de la Iglesia. ¡No abandonéis la catequesis!. Muchos niños, adolescentes, jóvenes…están pendientes de vuestra presencia, de vuestra entrega, de vuestra generosidad, de vuestra palabra y de vuestro testimonio…Seguid anunciándoles a Jesucristo con nuevo ardor, con las ascuas encendidas del Espíritu, con nuevas expresiones, con nuevos métodos…y siempre en comunión con la Iglesia. * Perseverad en vuestra tarea eclesial -verdadero ministerio- aunque os sea difícil en estos tiempos. El Señor está a vuestro lado y nunca os abandona. Contad también con el apoyo, el aliento y la ayuda de los sacerdotes, de la comunidad cristiana, de las familias cristianas… * Acentuad el carácter kerigmático y destacad la inspiración catecumenal de la transmisión de la fe. De igual modo os ruego que reviséis los itinerarios de la iniciación cristiana. Benedicto XVI nos dice que “el Año de la fe deberá expresar un compromiso unánime para redescubrir y estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo de la Iglesia Católica” (Porta Fidei, 11). * Tened siempre presente que debéis anunciar a Jesucristo por la calidad evangélica de vuestra vida, por la autenticidad de vuestra participación en la Eucaristía y en los sacramentos, por el anuncio del Evangelio, por vuestra ayuda a los necesitados y a los pobres, por la seriedad de vuestros compromisos con los problemas de la humanidad: la paz, la justicia, la libertad… Benedicto XVI nos dice a todos: “la nueva evangelización requiere trabajadores humildes y generosos que no piden otra recompensa que la de participar en la misión de Jesús y de la Iglesia” (Homilía en la Santa Misa de clausura del Congreso de Nuevos Evangelizadores. Roma. 16-X-2011). 3.- De la Palabra a la Eucaristía En este Año de la Fe, el Santo Padre Benedicto XVI nos invita a volver nuestros ojos al Concilio Vaticano II y al Catecismo de la Iglesia Católica. Por eso, en este apartado les propongo este texto conciliar tomado del Decreto “Sobre el ministerio y la vida de los presbíteros”: “Los demás sacramentos, al igual que todos los ministerios eclesiásticos y las obras del apostolado, están unidos con la Eucaristía y a ella se ordenan. Pues en la sagrada Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo en persona, nuestra Pascua y pan vivo, que, por su carne vivificada y que vivifica por el Espíritu Santo, da vida a los hombres, que de esta forma son invitados y estimulados a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas las cosas creadas juntamente con Él. Por lo cual, la Eucaristía aparece como fuente y cima de toda evangelización (…) Es, pues, la celebración eucarística el centro de la congregación de los fieles que preside el presbítero” (PO 5). 4.- De la Eucaristía a la Misión También en este apartado les ofrezco un texto conciliar tomado del mismo decreto que acabamos de citar. Dice así: “El pueblo de Dios se reúne, ante todo, por la palabra de Dios vivo, que con todo derecho hay que esperar de la boca de los sacerdotes, pues como nadie puede salvarse si antes no cree, los presbíteros, como cooperadores de los Obispos, tienen como obligación principal el anunciar a todos el Evangelio de Cristo, para constituir e incrementar el pueblo de Dios, cumpliendo el mandato del Señor: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura” (Mc.16,15). Porque con la palabra de salvación se suscita la fe en el corazón de los no creyentes y se robustece en el de los creyentes, y con la fe empieza y se desarrolla la congregación de los fieles, según la sentencia del Apóstol: “La fe viene por la predicación, y la predicación por la palabra de Cristo” (Rm.10,17)” (PO 4). Terminamos. Unidos en la oración Cáceres 21 de enero de 2013 Florentino Muñoz Muñoz

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