Tuesday, January 8, 2013
Solemnidad de la Epifania, 6 enero 2013
HOMILÍA SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA – 2O13
CICLO “C”
EPIFANÍA DEL SEÑOR
Este es el día señalado en que se ha manifestado Jesucristo, anunciado por los profetas.
Los Magos, al ver su estrella, se llenaron de inmensa alegría, se pusieron en camino, lo encontraron y le ofrecieron regalos.
Hoy, nos ha amanecido un día sagrado. Venid, adoremos al Señor
1.- Las Lecturas
* Profeta Isaías 60,1-6: La gloria del Señor amanece sobre la ciudad de Jerusalén. Dejémonos inundar e iluminar por esta gloria del Señor para llenar de esta luz al mundo entero.
* Salmo Responsorial 71. Se postrarán ante ti todos los pueblos y naciones de la tierra. Como lo Magos, también nosotros debemos acercarnos al Niño Jesús para adorarlo.
* Carta de San Pablo a los Efesios 3, 2-3a.5-6. Ahora ha sido revelado Jesucristo a todos los pueblos y naciones del mundo pues todos somos llamados a la fe y a la salvación.
* Evangelio según San Mateo 2,1-12. Los Magos dijeron a Herodes: hemos visto su estrella y venimos a adorar al Rey. Aprendamos de los Magos a buscar al Señor, aunque tengamos que pasar por dificultades.
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- Los magos estaban atentos a la señal de Dios
Un primer detalle que observamos en los magos es que prestan atención a la señal que Dios les ofrece para ponerse en camino hacia el Niño Jesús que ha nacido. En efecto, vieron la estrella y la siguieron…
En este Año de la Fe que estamos celebrando, el Santo Padre Benedicto XVI nos pide que recuperemos las señales del Señor -los preámbulos de la fe- en el camino hacia la fe. No olvidemos que la fe cristiana no es un mero sentimiento ni una mera emoción pasajera. Es “un obsequio racional”; es “una decisión amorosa y razonable”.
Aprendamos nosotros a descubrir las señales que nos ofrece Dios para encaminarnos al encuentro de Jesucristo. Estamos con cierta frecuencia enredados y demasiado ocupados en las cosas de este mundo y no tenemos tiempo para abrir nuestro corazón y nuestra mente a las señales de Dios en este mundo. Descubramos las señales que nos ofrece el Señor para que lleguemos hasta Él.
2.2.- Se pusieron en camino hacia el Señor
Los Magos no pierden el tiempo en vanas discusiones ni en estériles disquisiciones intelectuales que a ninguna parte conducen. Ellos han visto una señal extraordinaria y la siguen con prontitud.
En este Año de la Fe, los Magos han de ser para todos y para cada uno un ejemplo a seguir en el camino de la fe que nos conduce y desemboca en el encuentro con el Señor.
Procuremos nosotros no dejarnos atrapar por curiosidades que a ninguna parte llevan ni por cosas efímeras que no duran ni un día. Pongámonos en camino hacia la fe con decisión y alegría. No perdamos la ruta ni la buena dirección. No nos dejemos seducir por tantas llamadas que nos llegan desde tantos lugares y que nos invitan a abandonar y dejar el camino de la fe…
2.3.- En las dificultades, preguntaron a otros
El camino no fue fácil ni cómodo para los Magos…Encontraron dificultades, surgieron problemas…En un momento del recorrido la estrella desaparece. La duda surge en ellos; el desconcierto aparece en sus mentes; la intranquilidad se apodera de ellos….¿Qué hacen en estos momentos?
Los Magos no se dejan vencer por el miedo ni por el desconcierto. Desde la serenidad del espíritu deciden preguntar a quienes podrían orientarles y mostrarles el camino y la ruta hacia el Rey de los judíos que ha nacido… Al escuchar Herodes esta pregunta, se turbó y con él toda Jerusalén…De todos modos, averigua el lugar donde nace Cristo y lo comunica a los Magos: “El Mesías nacerá en Belén de Judá”…
También nosotros podemos experimentar en nuestra vida la Noche oscura del alma, en la que parece que desaparecen las señales, y las luces de Dios no brillan con fulgor, y aparecen en su lugar la cruz, el desaliento, el cansancio… Es en estos momentos cuando debemos serenar el espíritu y preguntar a otros: los padres, un sacerdote, un catequista…para que nos orienten, nos ayuden, nos den fuerza para perseverar en el camino.. No nos encerremos en nosotros mismos, no nos retiremos ni nos alejemos de la Iglesia ni de los sacramentos…Como los Magos preguntemos y escuchemos…
2.4.- Los Magos se pusieron de nuevo en camino
El corazón de los Magos se llena de alegría al escuchar que el Rey de los judíos nació en Belén y se ponen de nuevo en camino… Al reiniciar la marcha hacia el Niño Jesús descubren con emoción profunda que la estrella sale de nuevo y vuelve a guiarlos… Realmente Dios no abandona nunca a quien lo busca con humilde y sincero corazón…
Si alguna vez hemos sucumbido al pecado y nos hemos perdido por los caminos y rutas del mundo, no nos desanimemos ni desertemos de la fe. Reemprendamos el camino…Tengamos la firme certeza de que Dios no nos dejará ni desaparecerá de nosotros. Él está a nuestro lado y nos ayuda. ¿Sabéis? Dios está cerca del que lo invoca con humilde y sencillo corazón.
2.5.- Los Magos encontraron al Señor
Los Magos, conducidos y guiados por la estrella -signo de Dios providente y misericordioso- los llevó hasta el lugar donde estaba Jesús. Entraron y encontraron al Niño con María, su madre, y con San José. Es el momento de alegría y de gozo. Después de un recorrido largo, con dificultades… están ya ante el Niño Jesús. La emoción llena sus corazones. María les muestra a su hijo Jesús. El Niño los acoge, les sonríe, les tiende sus manos…
En este Año de la Fe, descubramos de nuevo que la fe es encuentro con el Señor. Atrás quedan los trabajos, los caminos, las dificultades…Ha valido la pena. Están ante el Señor. Lo demás ya pasó...
Después de caminar, preguntar, seguir la señal…también nosotros encontramos al Señor y estamos ante Él. Nuestra alma se llena de emoción y agradecimiento. Podemos cantar con la Iglesia: “Un niño nos ha nacido. Un Niño nos ha sido dado”.
2.6.- La Virgen de la Epifanía
Que la Stma. Virgen María sea también para nosotros la Virgen de la Epifanía que nos muestre y nos entregue, como a los Magos, a su Hijo, el Hijo de Dios, el Redentor y el Salvador de la humanidad.
2.7.- Los Magos adoraron al Señor y le ofrecieron oro, incienso y
mirra
Los Magos abren sus cofres y le ofrecen unos dones importantes: oro, incienso y mirra. La tradición cristiana los ha interpretado así: oro como rey, incienso como Dios y mirra como hombre. De este modo podemos descubrir ya la identidad de este Niño que ha nacido en Belén. Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre.
Acerquémonos nosotros al Señor con profunda fe y amor porque Él es el Emmanuel - el Dios con nosotros-. Adoremos a este Niño.
¿Qué vamos a ofrecerle? Ya sabemos que la ofrenda que más agrada al Señor no son las cosas porque nada puede reemplazar ni sustituir al hombre. Lo que el Niño Jesús espera que le ofrezcamos todos y cada uno es nuestro corazón, nuestra persona. Así lo dijo San Pablo: “ofreced vuestros cuerpos –persona- como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” (Rm.12,1).
Y, junto a esta ofrenda que hacemos al Señor, no olvidemos de compartir nuestros bienes con los pobres y necesitados.
2.8.- Día del catequista nativo y del IEME
En el Año de la Fe y en la llamada a realizar la Nueva Evangelización, no queremos olvidar que este día de la Epifanía o manifestación del Señor es el Día del Catequista Nativo y del IEME. Oremos por los catequistas de esas diócesis y de esos lugares que anuncian a Jesucristo y tengamos presentes en nuestra plegaria las intenciones del IEME y a todos sus misioneros esparcidos por tierras de misión, haciendo realidad la misión “ad gentes”.
Los misioneros son portadores de la fe que va unida a la esperanza y al amor.
Los misioneros comparten la fe que ellos viven y son signos de esperanza en su comunidad.
Seamos nosotros misioneros en nuestra ciudad, en nuestro pueblo…
3.- De la Palabra a la Eucaristía
En la Eucaristía encontramos al Señor bajo los signos sacramentales del pan y del vino. Acojámoslo con fe y amor. Él siempre nos acompañará a lo largo de nuestro caminar por este mundo hacia la Casa del Padre.
4.- De la Eucaristía a la misión
Como los Magos también nosotros volvemos a nuestros hogares, a nuestros pueblos y ciudades…Como ellos debemos anunciar a Jesucristo por el camino y los lugares donde estamos para que todos lo conozcan y vayan a adorarlo.
Terminamos. Unidos en la plegaria
Cáceres 3 de enero de 2013.
Florentino Muñoz Muñoz
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