Tuesday, January 8, 2013
Solemnidad del Bautismo de Jesus, 13 enero 2013
HOMILIA - FIESTA DEL BAUTISMO DE JESÚS - 2013
CICLO “C”
La Iglesia celebra hoy la fiesta del Bautismo de Jesús en el río Jordán en el que “Jesús es maravillosamente proclamado como Hijo amado de Dios, las aguas son santificadas, el hombre es purificado y se alegra toda la tierra” (elog. del Martirologio Romano).
Jesús ha permanecido durante treinta años en Nazaret. Ha llegado ya la hora de iniciar la realización de la misión que el Padre le ha confiado. Deja Nazaret y se acerca a Juan, que está bautizando al pueblo, y le pide que lo bautice. El Espíritu Santo desciende sobre Jesús y la voz del cielo dice: “Tú eres mi Hijo querido; en ti me complazco”.
Dios ha enviado a su Hijo para que sea luz de las naciones, gloria de su pueblo Israel e instrumento de su palabra y de su paz para todos los seres humanos.
En el Año de la fe que estamos celebrando,
* renovemos nuestro bautismo,
* profesemos de nuevo nuestra fe cristiana,
* renovemos las promesas bautismales que hicimos en el día en que
fuimos bautizados, y
* asumamos el compromiso de transmitir y comunicar la fe a otros.
“El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros Sacramentos. Por el bautismo, somos liberados del pecado y, regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. El bautismo es el sacramento del nuevo nacimiento por el agua y la palabra” (Catecismo de la Iglesia Católica, n.1213).
1.- Las Lecturas
* Profeta Isaías 42, 1-4. 6-7. El profeta hace una invitación que sigue siendo válida hoy para todos: Mirad mi siervo en quien me he complacido; promoverá la justicia y el bien. Jesús es el servidor de Dios para el bien de la humanidad. Pongamos nuestro corazón y nuestros ojos en Él ya que de Él nos viene la salvación.
* Salmo responsorial 28. El Señor bendice a su pueblo con la paz. Acojamos esta paz del Señor y procuremos construirla y testimoniarla allí donde vivimos, trabajamos, nos relacionamos con los demás...
* Hechos de los Apóstoles 10, 34-38: Dios ungió a Jesucristo con la fuerza del Espíritu Santo para que realizara su misión salvadora de la entera humanidad. “Pasó por la vida haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo” (Hech. 10,38).
* Evangelio según San Lucas 3,15-16.21-22: Jesús fue bautizado por Juan en el río Jordán y, mientras oraba, se abrieron los cielos y descendió el Espíritu Santo que se posó sobre él y lo ungió. Una voz del cielo dijo: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco”.
2.- Sugerencias para la homilía
2.1.- El Año de la Fe y el bautismo
El Santo Padre Benedicto XVI afirma en su carta “Porta Fidei” -Puerta de la fe- “que cruzamos el umbral de la fe cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esta puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Este camino empieza con el bautismo, con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna”.
A la luz de estas palabras del Papa, debemos nosotros poner de relieve el sacramento del bautismo y destacar su importancia para todos, no sólo para quienes no lo han recibido aún, sino también para nosotros que ya lo hemos recibido por gracia y misericordia divinas.
Poner de relieve este sacramento es valorarlo como un don de Dios y un acontecimiento de gracia que debemos acoger, celebrar y vivir por ser “el sacramento de la fe”, “el sacramento del nuevo nacimiento”, “el baño de regeneración y renovación en el Espíritu santo”, e “iluminación” porque el bautizado se convierte en hijo de la luz” (Compendio del catecismo, n.252).
Desde aquí hacemos una fraterna llamada a los padres con el fin de que ellos:
• pidan a la Iglesia el bautismo para sus hijos,
• se preparen debidamente a la celebración de este bautismo en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia,
• participen de forma adecuada en la celebración del bautismo, y
• ayuden a sus hijos a vivir siempre en conformidad con el bautismo que recibieron.
2.2.- El sacramento del Bautismo nos incorpora al misterio de
la muerte y de la resurrección de Jesucristo.
Benedicto XVI enseña que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (“Dios es amor”,1).
Recordemos las enseñanzas de San Pablo en su carta a los Romanos que todos debemos recordar y meditar: por el sacramento del bautismo hemos sido injertados en el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesucristo para que no vivamos ya en el pecado sino en la gracia divina (cf. Rm.6,3-14). “Quien recibe el bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con él como una nueva criatura” (Compendio del Catecismo, n.252).
Tengamos siempre presente que por el bautismo hemos sido hechos hijos adoptivos de Dios (cf. Gál.4,4-6), participando ya desde ahora en la vida de Dios. San Juan expresó esta realidad de forma sencilla y sublime: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (IJn.3,1).
En consecuencia, San Pablo nos recuerda a todos: “que no reine ya en vosotros el pecado” sino que “caminéis en la novedad de vida y en la santidad”.
2.3.- El sacramento del bautismo perdona el pecado original y
cualquier otro pecado en los adultos que son bautizados
Pablo VI en el “Credo del Pueblo de Dios” enseña:
* “Mantenemos, pues, siguiendo el Concilio de Trento, que el pecado original se transmite, juntamente con la naturaleza humana, por propagación, no por imitación, y que se halla como propio en cada uno” (n.16).
* “Confesamos creyendo un solo bautismo instituido por nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los pecados. Que el bautismo hay que conferirlo también a los niños, que todavía no han podido cometer por sí mismos ningún pecado, de modo que, privados de la gracia sobrenatural en el nacimiento nazcan de nuevo, del agua y del Espíritu Santo, a la vida divina en Cristo Jesús”.
Con otras palabras decimos que el bautismo nos libra del pecado original con el que todos nacemos y, al mismo tiempo, realiza en el que lo recibe un “nuevo nacimiento” a la vida de Dios. Digamos también que los que reciben el bautismo después del uso de razón, reciben además del perdón del pecado original, el perdón de sus pecados personales, habiendo antes renunciado públicamente al mal y al pecado.
2.4.- El Bautismo nos incorpora a la Iglesia
San Pablo afirma de forma explícita y clara que por el sacramento del bautismo hemos sido hechos miembros de la Iglesia de Jesucristo. Recordemos sus propias palabras: “Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres” (ICort.12,13).
El Concilio Vaticano II, fiel a las enseñanzas de la Sagrada Escritura, proclama: “Los que creen en Cristo, renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la palabra de Dios vivo (cf. IPetr.1,23), no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo (cf. Jn.3,5-6), son hechos por fin “linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo de adquisición…, que en un tiempo no eran pueblo, y ahora es pueblo de Dios” (I Pedro 2,9-10).
Texto maravilloso que nos descubre la maravilla de la gracia de Dios. Meditemos estas enseñanzas y vivamos con la ayuda de la gracia divina nuestra inserción e incorporación a la Iglesia, Pueblo de Dios profético, sacerdotal y real (LG 10-11-12; cf. AA 3). Por eso os invito a todos a que:
* Participemos en la vida y misión de la Iglesia Diocesana, de la Parroquia, con el don, gracia o ministerio que cada uno haya recibido “para común utilidad” y “para edificación del Cuerpo de Cristo”.
* Participando en los organismos de comunión y de corresponsabilidad de la Diócesis, del Arciprestazgo, de la Parroquia: Consejo pastoral, Junta Económica…,
* Participando en Caritas o en otros Organismos de caridad, en los Grupos de visitadores de enfermos, en el Grupo de catequistas, en el grupo de Lectores de la Palabra de Dios…
* Promoviendo la Nueva Evangelización haciendo presente el Evangelio en los nuevos escenarios: política, cultura, vida humana, pobres…
2.5.- Oremos por las vocaciones
Pidamos una vez más al Señor que suscite nuevas vocaciones al Sacerdocio, a la Vida Consagrada y a la Vida Laical Cristiana ya que “la mies es mucha y los obreros somos pocos”.
Son muchas las necesidades pastorales a las que debemos atender.
Son muchos los lugares en los que no hay sacerdotes ni evangelizadores…
Son muchas las llamadas a las que debemos responder….
Son muchos los gritos de los enfermos y los clamores de los pobres
que debemos escuchar, atender, socorrer, ayudar…
3.- De la Palabra a la Eucaristía
Pasemos de la proclamación y explicación de la Palabra de Dios a la celebración de la Eucaristía. Renovemos hoy nuestra “iniciación cristiana” que implica la participación en estos tres sacramentos: bautismo, confirmación y Eucaristía.
4.- De la Eucaristía a la Misión
Hagamos realidad con la fuerza del Espíritu Santo y en comunión fraterna la nueva evangelización, promoviendo la renovación de la fe, la transmisión de la fe, el servicio de la caridad a los necesitados.
Terminamos. Unidos en la plegaria
Cáceres. 7 de enero de 2013
Florentino Muñoz Muñoz
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