(Is 9, 2-7; Tit 2, 11-14; Lc 2,1-14)
El nacimiento de un niño: siempre es motivo de alegría y esperanza. El nacimiento de un niño pobre y marginado origina toda la compasión y solidaridad del mundo. El nacimiento de un niño-Dios es un misterio y evangelio, es lo mejor que nos podía suceder y lo que nadie se atrevería ni a sonar. El nacimiento de un niño-Dios es la gran misericordia de Dios para con el hombre y el mas grande alumbramiento de la humanidad. Es el principio de nuestra salvación, puesto que ya podemos ver a Dios. Si "la gloria de Dios es que viva el hombre, la vida del hombre es la visión de Dios, dice San Ireneo. Ahora no solo lo podemos ver, sino que lo podemos tocar. Nos podemos calentar en el fuego de Su Amor.
La venida y presencia de Jesucristo, Dios y hombre verdadero y Su nacimiento entre nosotros como un niño nos ha dado una nueva dignidad y honor - una nueva dignidad y honor a toda la creación y a cada uno de nosotros y ha cumplido las palabras en el Libro del Proverbios: "Mis delicias son con los hijos de los hombres." (Prov. 8, 31).
En la luz de este misterio de la Encarnación y Nacimiento de Jesucristo, podemos ver y contemplar la grandeza de Dios y Su presencia y mano en toda Su creación y en todas Sus criaturas: Su poder todopoderoso y sabiduría en creándonos en Su imagen y semejanza, Su dignidad y majestad, Su santidad y bondad, Su belleza y amor, radiando y reflejando por toda Su creación y por cada uno de nosotros, la obra de Sus manos.
En este espíritu el Salmo 8 nos dice: " O Señor, nuestro Dios que admirable es Tu nombre en toda la tierra! Ensalzaste Tu majestad sobre los cielos! Cuando contemplo el cielo la obra de Tus manos, la luna y las estrellas que Tú formaste, que es el hombre, para que te acuerdes del y el ser humano para darle poder? Lo hiciste poco inferior a los Ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de Tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies, rebaños de ovejas y bueyes, hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar... O Señor nuestro Dios que maravilloso es Tu nombre en toda la tierra!"
Si Adviento es el tiempo de nuestra preparación, purificación y conversión para ver la gloria de Dios obrando en nuestras vidas, el Nacimiento de Jesucristo, señala y marca el comienzo de la nueva creación "el cielo nuevo y la tierra nueva," la nueva humanidad y el nuevo hombre, donde prevalecen y reinan por siempre, la justicia, la paz y el amor.
Entre todos los dones y bendiciones de creación, redención, santificación y la gloria que Dios nuestro Padre nos ha dado a nosotros, los más preciosos son: el Don de Su Espíritu Santo y el Don de Su Hijo Jesucristo cuyo nacimiento celebramos hoy. Que nosotros quienes somos creados en Su imagen y semejanza y renacidos y santificados en las aguas del Bautismo por el Espíritu Santo, realicemos nuestra parte en esta obra de la nueva creación! Que nosotros seamos por la gracia de Dios y por el nacimiento de Jesucristo nuestro Señor, nuevas personas, hombres nuevos y mujeres nuevas en espíritu y en verdad!
Porque este es el mensaje principal del nacimiento de Jesucristo: El vino para hacernos nuevas criaturas, verdaderos hijos de Dios y hermanos de los demás. A pesar de todas nuestras faltas y debilidades, nuestra condición de pecado; a pesar de tolo lo malo que hay, Dios nos cree, Dios cree en el hombre y lo ama y ha hecho un compromiso radical en llegando a ser un hombre como nosotros para levantarnos de nuestra condición pecaminosa a la dignidad de ser hijos de Dios. Nos muestra que podemos vivir como personas en libertad y gracia y hermanos en fraternidad. Por eso nos exhorta la Palabra de Dios: "Dejad que el Espíritu renueve vuestra mentalidad y vestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios, justicia y santidad verdaderas (Ef 4,23)
Cristo vino y nació para transformarnos y "hacer nuevo todas las cosas." y establecer el reino de Dios entre nosotros, un reino en que todos los hombres viven como verdaderos hermanos en una misma familia de Dios, unidos por Su gracia y amistad. Que designo maravilloso que el Padre Dios nos ha preparado y cada uno de nosotros tenemos una parte insustituible en realizarlo!
Si Cristo se entrego totalmente a este plan de Su Padre y dice la carta a los Filipenses 2:”El siendo de condición divina, no se apego a Su igualdad con Dios, sino que tomando la condición de servidor y se hizo semejante a los hombres, encontrándose en la condición humana, se rebajo a si mismo haciéndose obediente hasta la muerte, muerte en cruz”. Nuestra respuesta en celebrar la Natividad de Nuestro Señor, Jesucristo tiene que ser la misma entrega personal y total en ofreciéndole todo nuestro amor, toda nuestra esperanza y confianza en el vivir el compromiso de nuestra fe y nuestro bautismo a realizar este gran plan que Dios nuestro Padre comenzó por el nacimiento de Su Hijo: "para hacer nuevo todas las cosas." No vivir como hombres viejos que no piensan en Dios ni en las cosas de Dios, ni en su propio bien espiritual y eterno, sino que hombres nuevos, renacidos por el Espíritu Santo y llenos con el amor de Dios y amor misericordioso para todos los hombres especialmente los mas pobres y necesitados! Te lo pedimos por Jesucristo NS.
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