Sunday, December 4, 2011

Segundo Domingo de Adviento, 4 diciembre 2011

(Is 40, 1-5, 9-11; 2 Pe 3, 8-14; Mc 1, 1-8)

La primera lectura de esta semana nos habla de que nuestro Dios es un Dios que da el consuelo. La segunda lectura revela que Dios nos trata a cada uno con misericordia. El Evangelio muestra que la respuesta al arrepentimiento lleva al poder del perdón.

Para prepararnos en este tiempo de Adviento en primer lugar tenemos tomar tiempo con el Señor cada día en la oración personal. Como vamos escuchar la voz y inspiración del Señor si no pensemos en El y no nos ponemos en una disposición de comunicar con El, como hablamos cada día con vecinos, tenemos hablar con Dios cada día en un dialogo verdadero que quiere decir yo lo escucho y le dejo a Dios hablar conmigo y yo hablo con El, como Moisés hablo, cara a cara con El. Tenemos hablar así con Dios como una persona, un verdadero padre, un amigo, un conocido. En esta manera comenzamos la comunicación y dialogo, tomando tiempo para rezar en la Iglesia, en la casa o en el trabajo. Así es Dios nos da gracia especial en Adviento para rezar y comunicar con El y abrir nuestras almas y corazones a Su divina presencia y las nuevas bendiciones El desea a comunicar a cada una de nosotros, con gozo y alegría para preparar la venida del Señor y la celebración de Su nacimiento.

La segunda actitud en nuestra preparación en Adviento es la actitud de humildad. Tenemos esta actitud de humildad cuando reconocemos que somos pecadores y necesitamos la conversión y el perdón y misericordia de Dios. Porque no hemos hecho suficiente a dar testimonio de nuestra fe en nuestras familias, nuestra comunidad y nuestra Iglesia. Porque no hemos sido la voz de la esperanza y la voz del Señor como los profetas que hemos oído hoy en las lecturas de la Misa que animan y que atraen los demás al Señor y a la conversión para vivir y practicar su fe. No hemos apreciado el consuelo y el aliento que se encuentra en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y en la presencia y amistad de Cristo.

Juan Bautista hablaba a la gente que se preparara para ver a Dios trabajando en sus vidas como nosotros debemos hacerlo ahora. El los llamaba a prepararse para la venida del Mesías y eso es lo que el Adviento es para nosotros hoy día. Se nos llama a prepararnos. para la venida de Cristo en nuestros corazones. Somos llamados a traer a otros el mensaje de paz y nuestros hermanos y hermanas hacia el arrepentimiento. Así ellos también experimentaran el increíble perdón del Señor. Dios esta esperando pacientemente a que mas de Sus hijos rebeldes se arrepientan. Podemos atraer más gente a tener fe en El con el hecho de vivir nuestras vidas especialmente si estamos sufriendo. Dios quiere que seamos santos simplemente porque El es santo y El quiere lo mejor para nosotros

Vemos Juan el Bautista anunciando la venida de Cristo y llamando a la gente a enderezar sus vidas y terminar con esas modas egoístas de vivir. Se les pide que renuncien a sus pecados, busquen el perdón de Dios y establezcan una relación personal con El, creyendo y obedeciendo Su santa palabra. Hoy nosotros estamos llamados a hacer lo mismo, a darnos cuenta que somos pecadores y a que debemos renunciar a esos pecados. El arrepentimiento no significa "decir lo siento mucho", significa "cambiar de actitud".


La tercera actitud en nuestra preparación es una actitud de paciencia y esperanza que Dios quiere revelar cosas grandes y maravillosas en nuestra vida por medio de este misterio de la encarnación y nacimiento de Su Hijo Jesucristo entre. Una actitud y confianza que Dios es todopoderoso y con Dios todo es posible, todo lo bueno, todo lo bello, todo lo verdadero. Dios quiere amontonar Sus dones y bendiciones sobre nosotros y todos los hombres. “Como las aguas del mar se desbordan cuando encuentran una apertura adecuada, también, así las gracias y bendiciones de Nuestro Señor se desbordan cuando estamos bien dispuestos y no impedimos su camino.” (S. E.)

Entre todos los dones que Dios nos ha dado, el don de Su Hijo es el don más precioso. Para apreciar este don y dar continuo gracias al Padre por Su Hijo nos prepara a recibir más bendiciones y favores de las manos de Dios – todo lo que puede soñar y esperar es posible delante del Señor todopoderoso para los que creen en Su nombre y creen en Su palabra y obedecen Su voluntad. Hasta que compartirán también, la gloriosa herencia de la vida eterna.

Para descubrir la presencia del Señor, tenemos dos medios importantes: la oración y la misma Palabra del Señor. Porque la Palabra de Dios es como una luz potente que ilumina los acontecimientos más pequeños de la vida y nos hace mirar a las personas dándoles un valor distinto del que aparece a primera vista. En la oración, al hablar con Dios de nuestra vida y de los demás, descubrimos la presencia del Señor que parecía escondída.

Recordamos otra vez en este tiempo, la Virgen Maria. Ella tenía esperanza y confianza de que el Señor vendría; ella permaneció alerta y supo aceptar el mensaje del Ángel; ella "guardaba las cosas en su corazón". buscando la voluntad de Dios y cumpliéndola fielmente; ella permanecía atenta a las necesidades de los demás. Por todo eso, la Virgen Maria es nuestra Maestra y modelo y ejemplo fiel para todos los Cristianos en este tiempo de Adviento especialmente en su humildad y en su gran esperanza y confianza en Dios y toda Su bondad y todo Su poder para realizar este acontecimiento grandísimo - Su venida entre nosotros y la salvación de los hombres. Ella misma declara: "Mi alma glorifica al Señor, mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de Su esclava desde ahora me felicitaran todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi Su nombre es santo..."

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