Wednesday, October 31, 2012

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, 15 octubre 2012

HOMILÍA XXIX DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – 2012 CICLO “B” PROPAGACIÓN DE LA FE - DOMUND “Misioneros de la Fe” * EL CARTEL del DOMUND presenta la Cruz sobre un muro, esto es, en los lugares comunes por donde discurre la vida los hombres. Y en la base de la Cruz, dos manos extendidas, en una doble actitud: de ACOGER la misericordia y la fortaleza que mana de la Cruz y, al mismo tiempo, de DISPONIBILIDAD: estar dispuesto a ser misioneros de la fe, asumiendo el compromiso que hicimos el día de nuestro bautismo. En el interior de las manos están los 5 continentes: Jesús murió por todos los hombres; también nosotros debemos llevar en nuestra oración, en nuestro sacrificio, y en nuestro compromiso solidario a toda la humanidad. * LOS MISIONEROS son: HOMBRES DE FE: como Abraham que, cautivados por la palabra de Dios, han dejado su casa y su tierra, para llevar el evangelio a otros lugares. HOMBRES DE CARIDAD: que no sólo han entregado una limosna, más o menos generosa, sino también están derrochando sus energías, su tiempo y todo su amor al evangelio, asumiendo estilos de vida pobre y padeciendo, frecuentemente, la persecución y la muerte. * OREMOS POR D. FÉLIX CARRONDO El pasado día 7 de octubre, D. Félix Carrondo Pérez, sacerdote diocesano, misionero en Brasil durante muchos años, fallecía a los 84 años. Ha querido que su cuerpo fuera enterrado y plantado como hermosa planta en aquellas tierras con las que él compartió el tesoro del evangelio, esperando la resurrección de los muertos.. D. Félix fue mi catequista, siendo él estudiante del último curso de teología, cuando yo era niño, en San Ignacio de Loyola de Coria, antes de ingresar en el Seminario Conciliar de Coria. Gracias, Señor, por él. Te lo confiamos a Ti y lo dejamos en tus manos misericordiosas de Padre. * ENSEÑANZAS DEL PAPA: “Muchos sacerdotes, religiosos y religiosas de todas partes del mundo, numerosos laicos y hasta familias enteras dejan sus países, sus comunidades locales y se van a otras iglesias para testimoniar y anunciar el Nombre de Cristo, en el cual la humanidad encuentra la salvación. Se trata de una expresión de profunda comunión, de un compartir y de una caridad entre las Iglesias…” ¿Qué es el DOMUND? El DOmingo MUNDial de las Misiones es el día en el que toda la Iglesia reza y colabora económicamente en favor de la actividad evangelizadora de los misioneros. ¿Quiénes son los misioneros? Sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicos que han sido enviados, por un periodo largo de tiempo o para toda la vida, a países donde aún no se conoce el Evangelio. En la actualidad hay más de 14.000 misioneros por todo el mundo. ¿Qué hacen los misioneros? Anuncian el Evangelio a quienes aún no conocen a Jesús. Al mismo tiempo, asumen la responsabilidad en proyectos educativos, sanitarios y de promoción social de las personas y pueblos que atienden. ¿Cómo colaborar con ellos? Rezando por ellos y colaborando económicamente con las Obras Misionales Pontificias, para que éstas puedan distribuir, con carácter de universalidad, todos los donativos recibidos. 1.- Las lecturas * Profeta Isaías 53,10-11: El profeta Isaías habla del Servidor de Dios. Y dice de él: “Cuando entregues tu vida como expiación verás tu descendencia y se prolongarán tus años…”. * Salmo Responsorial 32. Con el salmista digamos desde lo más profundo de nuestra alma: ¡Señor! Que tu misericordia venga sobre nosotros como lo esperamos de Ti. La necesitamos. * Carta a los Hebreos 4,14-16: Con profunda fe y seguridad, acerquémonos al trono de la gracia que es Jesucristo de cuya plenitud hemos recibido todos “gracia tras gracia”. * Evangelio según San Marcos 10,35-45: Contemplemos una vez más a Jesucristo con fe y amor. Él es el Hijo del Hombre que ha venido al mundo no para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Jesús nos exhorta a no ambicionar la grandeza o el poder, sino a elegir ser servidores de todos. 2.- Sugerencias para la homilía 2.1.- Jesucristo es el Sumo y eterno Sacerdote Cristo tuvo que hacerse semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado, para llegar a ser sumo sacerdote compasivo y digno de fe (Heb. 2,17-19). Cristo es sacerdote compasivo y misericordioso en sus relaciones con todos nosotros. Por eso podemos acercarnos a Él con confianza y seguridad ya que encontraremos en Él el amor, la misericordia y el perdón de Dios para nuestras faltas y pecados. Cristo es digno de fe en lo que se refiere a las relaciones con Dios. Nos podemos fiar de Él. Cristo es el Hijo de Dios hecho hombre. Él nos une al Padre por la fuerza del Espíritu Santo. No nos dejará nunca solos en los caminos del mundo. El sacerdocio de Cristo es eterno. No pasa nunca. Se prolonga sacramentalmente en la Iglesia y entre nosotros en el sacerdocio ministerial. Tengamos siempre presente que el sacerdote, todo sacerdote, es sacramento de Cristo Cabeza, Pastor y Servidor de la Iglesia. Todo sacerdote es “sacramento de Cristo mediador”. Oremos al Señor para que suscite de entre los jóvenes vocaciones al sacerdocio ministerial. ¡Danos, Señor, muchos y santos sacerdotes!. No nos cansemos nunca de rogar al Señor para que siga suscitando vocaciones al Sacerdocio. Oremos por nuestros sacerdotes para que perseveren en el sacerdocio y sean siempre signos transparentes y visibles de Cristo Sacerdote. De una manera especial oremos por nuestros sacerdotes enfermos, necesitados… 2.2.- Acerquémonos al trono de la misericordia ¡Qué palabras tan hermosas acabamos de escribir! Gracias, Señor, porque nos las has regalado y nos concedes la fuerza para poder proclamarlas, decirlas… Podemos acercarnos al trono del Señor porque es un trono de amor y de misericordia, de perdón y de compasión. No tengamos miedo al Señor porque el miedo es lo opuesto a la fe, como dijo Jesús a sus discípulos en el lago (Mt.14,26-27; Jn.6,16-21). ¿Quién es ese trono? La respuesta es fácil. Jesucristo es el trono de la misericordia y del amor, de la bondad y del perdón de Dios para todos los seres humanos; también para ti. Acércate a Él, hermano. No lo dudes un instante. Por grandes que sean nuestros pecados y faltas, muchísimo más grande es la misericordia de Dios ya que es infinita. ¿Dónde encontramos ahora ese trono de misericordia? Esa misericordia llega a nosotros cada vez que recibimos el sacramento de la Penitencia. El sacerdote confesor en Nombre y con la autoridad de Jesucristo nos dice: “Yo te absuelvo de tus pecados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Realmente es una maravilla de la gracia inmensa de Dios. Sentimos mucho los sacerdotes que los fieles se acerquen poco a recibir este sacramento. Desde estas líneas os invito a recibir con frecuencia y dignamente este sacramento del amor y de la ternura, del perdón y del amor, de Dios para todos. 2.3.- Anunciemos a Jesucristo Insertamos aquí unas enseñanzas del Papa Benedicto XVI que ofreció en la apertura del Sínodo de la Nueva Evangelización: “Durante el Concilio había una emocionante tensión con relación a la tarea común de hacer resplandecer la verdad y la belleza de la fe…” Y la necesidad de que “se reavive en toda la Iglesia aquella tensión positiva, aquel anhelo de volver a anunciar a Cristo al hombre contemporáneo”. Todos somos misioneros. Recordemos estas palabras de Benedicto XVI: Estamos viviendo una época de “desertización espiritual”, dice el Papa. Por eso nos indica: “se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza. La fe vivida abre el corazón a la Gracia de Dios que libera del pesimismo. Hoy más que nunca evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino”. “En la proclamación del Año de la Fe, Cristo “hoy como ayer”, nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra” (Carta apostólica “Porta fidei”, 7) Necesitamos, por tanto, retomar el mismo fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en todo el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio… Es el mandamiento misionero que Cristo ha confiado a sus discípulos y que debe ser un compromiso de todo el Pueblo de Dios, también de nosotros y de cada uno. 3.- De la Palabra a la Eucaristía Participemos con fe viva en la Eucaristía. No nos dejemos atrapar por la rutina y la inercia. Nada hay peor que un alma “acostumbrada, rutinaria”. Cristo es “el pan” de los fuertes. Acerquémonos a recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo de forma consciente, digna, fructuosa….”El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día” (Jn.6,54). El Señor nos da la fuerza necesaria para perseverar en la fe y para ser sus testigos en el mundo. 4.- De la Eucaristía a la Misión El Señor nos envía en misión: id y haced discípulos míos a todas las gentes…Yo estoy con vosotros hasta el final de los tiempos…No defraudemos al Señor. Él cuenta con nosotros y ha puesto su confianza en todos, también en ti….Participemos en la misión de nuestras parroquias, de nuestros arciprestazgos, de nuestra diócesis…con el don, carisma o ministerio que el Señor nos haya dado. No los dejemos improductivos… ¿Qué le vamos a decir al Señor cuando nos pida cuentas de nuestra vida? Aún estamos a tiempo para hacer fructificar los talentos que el Señor nos ha dado para común utilidad, para la edificación de la Iglesia, para el servicio de los hermanos, especialmente de los más necesitados… Colaboremos en hacer realidad el objetivo pastoral de nuestra diócesis: “Anunciar al Señor realizando la caridad”: “la fe que obra por la caridad”. Terminamos. Unidos en la plegaria Cáceres. 15 de octubre de 2012 Fiesta de Santa Teresa de Jesús Nada te turbe; nada te espante. Todo se pasa; la paciencia todo lo alcanza; Quien a Dios tiene, nada le falta… Sólo Dios basta… Florentino Mu

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