Wednesday, October 31, 2012
Todos Los Santos, 1 noviembre 2012
HOMILÍA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS – 2012
CICLO “B”
Celebración del Año de la fe.
Seguimos celebrando el “Año de la Fe” como acontecimiento de gracia y de salvación, como invitación a fortalecer nuestra fe y como llamada a transmitirla.
No dejemos que vaya pasando este Año sin celebrarlo por nuestra parte con autenticidad y verdad.
“El Año de la fe es una llamada a la conversión a Dios cada vez más plena, a reforzar nuestra fe en Él y a anunciarlo con alegría al hombre de nuestro tiempo” (Benedicto XVI)
El Año de la Fe representa un llamamiento urgente a la conversión para que cada cristiano y para que cada comunidad cristiana, transformados por la gracia, demos abundantes frutos de santidad y de vida cristiana. Para ello hemos de estar unidos íntimamente a Jesucristo que es la vid verdadera y nosotros los sarmientos, y que es el manantial de agua que sacia nuestra sed de felicidad y salta asta la vida eterna.
No vayamos a cisternas que tienen agua corrompida.
No nos separemos de Jesucristo porque sin Él nada podemos hacer.
Como a la Samaritana el Señor nos dice a cada uno: “si conocieras el don de Dios, tú me pedirías a mí de beber, y yo te daría un agua viva que apaga la sed para siempre” (Jn.4,10).
1.- Las Lecturas
* Libro del Apocalipsis de San Juan 7,2-4.9-14. Apareció una inmensa muchedumbre que nadie podría contar, de toda raza, nación, pueblo y lengua. Pidamos al Señor que también nosotros estemos en esa inmensa muchedumbre en el cielo por toda la eternidad.
* Salmo Responsorial 23. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor. Ya desde ahora procuremos pertenecer a este grupo que busca al Señor, permanecer en su compañía y seguirlo siempre.
* Primera Carta de San Juan 3,1-3. Ahora vemos a Dios en la fe, como en un espejo; en el reino de los cielos veremos a Dios tal cual y seremos inmensamente felices por toda la eternidad. Es la visión beatífica. Es el misterio de nuestra bienaventuranza en los cielos.
* Evangelio según San Mateo 5,1-12a. Jesús nos ha mostrado las bienaventuranzas como el camino que nos lleva al Reino de los cielos. Escuchemos con atención las bienaventuranzas y pidamos al Señor que nos dé un corazón bienaventurado.
2.- Sugerencias para la homilía
Hoy celebramos la solemnidad de todos los santos. La Iglesia reconoce en ellos sus virtudes y sus méritos, alaba su entrega a Jesucristo y a la Iglesia, y pide su intercesión y ayuda ante el Señor.
Los santos han vivido según el programa de las bienaventuranzas que nos ofreció Jesús.
Los santos son hijos adoptivos de Dios que han perseverado hasta el final de sus vidas en la fe, en la esperanza y en la caridad.
2.1.- Dios nos ha elegido para ser santos
En este día de “Todos los santos” hemos de recordar las palabras de san Pablo que nos presenta el “eterno designio de Dios” para la humanidad, para cada ser humano, para ti: “Dios nos -te- ha elegido para que seamos sus hijos adoptivos, para que seamos santos en su Hijo Jesucristo” (cf. Ef.1,4-5). No olvidemos nunca este designio de Dios.
Contemplemos a esa inmensa muchedumbre de santos y santas que están en el cielo adorando, alabando, bendiciendo y dando gracias al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo. Adentrémonos en este insondable misterio de nuestra fe. También tú y yo, y todos, estamos llamados a formar parte de esa muchedumbre que nadie puede contar y que son los bienaventurados que están viendo a Dios y son inmensamente felices.
Ese es el destino final hacia el que nos vamos encaminando por los senderos de este mundo. No nos equivoquemos. Es posible que sintamos la tentación de caminar por otros caminos que el mundo nos propone. Nuestro destino final no es la nada ni la desaparición para siempre. Nuestro destino final es Dios. San Agustín lo expresó con palabras inmensas: “Señor, nos has hecho para Ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti”. ¿Qué más podemos pedir? ¿Qué más podemos esperar?
2.2.- La senda de las bienaventuranzas
El camino que nos lleva a Dios nos lo ha mostrado con sus palabras y, sobre todo, con su vida, Jesús de Nazaret: las bienaventuranzas. Subió a la montaña y pronunció este mensaje tan hermoso y tan lleno de esperanza y de gozo. Sus palabras han quedado escritas para siempre en el Evangelio según san Mateo, han sido guardadas y transmitidas por la Iglesia; han sido vividas y testimoniadas por los santos y santas de Dios; han sido entregadas a cada uno de nosotros desde pequeños para que vivamos en conformidad con ellas y podamos llegar así al Reino de Dios donde contemplaremos el misterio de Dios y seremos eternamente felices...
Es el momento para que resuenen las bienaventuranzas en este mundo y en nuestra sociedad que están sumidos en crisis humana, moral, económica, religiosa…
¡Cuántos problemas resolveríamos si viviéramos y testimoniáramos de verdad las bienaventuranzas!
* Bienaventurados los pobres de espíritu: los que no se dejan llevar por el pecado, la codicia, la avaricia, la injusticia…Todo esto hace mucho daño a quien lo hace y a la humanidad, a las personas
* Bienaventurados los que lloran: los que comparten el dolor y el sufrimiento de los demás y se esfuerzan por aliviar ese dolor, por quitar ese sufrimiento…y sus causas. Los que escuchan el clamor de los pobres y responden a él con verdad.
* Bienaventurados los limpios de corazón: los que tienen un corazón donde no hay odio, rencor, mentira…que tanto sufrimiento produce a personas, grupos, pueblos… Su corazón no tiene doble fondo ni hipocresía.
* Bienaventurados los pacíficos: los que desde un corazón pacificado y reconciliado, siembran la paz, tienden puentes de encuentro entre las personas, las comunidades, los pueblos…evitando así la guerra, la violencia, el hambre.
* Bienaventurados los misericordiosos: los que han elegido “el principio – misericordia” como forma de existir, de trabajar, de actuar en este mundo superando la venganza, los insultos, el rencor…
* Bienaventurados los que tienen un corazón lleno de mansedumbre: los que han optado por vivir y pasar por la vida sembrando el bien, el amor, el perdón, la verdad, evitando así los enfrentamientos, los insultos, las descalificaciones…
* Bienaventurados los que tiene hambre y sed de justicia: los que prefieren pasar por la vida como desapercibidos y humildes antes que dejarse llevar por la mentira, la envidia, el desprecio de los demás, el ansia de poder, de dinero, de placeres…
* Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia: los que son perseguidos por su fe, por su santidad, por su vida evangélica…El justo es con frecuencia rechazado, injuriado, despreciado…
* Bienaventurados cuando os insulten y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros…: los que son perseguidos por la fe, los que son despreciados por ser cristianos, los que son encarcelados por ser discípulos de Jesucristo, los que son martirizados por su fe….
De todos ellos es el reino de los cielos
Todos ellos verán a Dios
El Señor los acogerá en su muerte y los llevará con Él para siempre.
Todos serán eternamente felices con Dios.,
¡Danos, Señor, un corazón como el tuyo: el corazón de las
bienaventuranzas!
3.- Un recuerdo para todos los que han muerto
Os invito a todos a orar por todos nuestros difuntos, por aquellos de quienes nadie se acuerda ni reza, por aquellos cuya fe sólo Dios conoce…
¡Que Dios los acoja en su misericordia infinita en su Reino!
4.- De la palabra a la Eucaristía
La Eucaristía nos permite descubrir a Jesucristo que vivió en verdad las bienaventuranzas que predicó y las enseñó a sus discípulos, y a nosotros.
La Eucaristía nos descubre la verdad de las bienaventuranzas de Jesús…
5.- De la Eucaristía a la misión
No nos quedemos en nosotros mismos. Vayamos al mundo, a las personas, a nuestras familias…para ofrecerles el mensaje de Jesús: las bienaventuranzas.
Estas bienaventuranzas tienen un dinamismo tan profundo y tan intenso que, si las vivimos de verdad y las testimoniamos con autenticidad, son capaces de transformar, con la fuerza del Espíritu Santo, este mundo haciéndolo más humano, más justo, más fraterno, más conforme al designio de Dios.
Terminamos. Unidos en la plegaria
Cáceres. 29 de octubre de 2012
Florentino Muñoz Muñoz
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