Monday, December 24, 2012

IV Domingo de Advient, 23 diciembre 2012

HOMILÍA IV DOMINGO DE ADVIENTO – 2012 CICLO “C” 1.- Las Lecturas * Profeta Miqueas 5,1-4. De ti saldrá el Jefe de mi Pueblo Israel. Abramos el corazón a la venida del Mesías y Salvador de la humanidad. Está ya cerca de todos, también de ti. * Salmo Responsorial 79. ¡Oh Dios, restáuranos que brille tu rostro y nos salve! Muéstranos tu misericordia y damos tu salvación. Te estamos esperando. Señor. * Carta a los Hebreos 10,5-10. Aquí estoy para hacer tu voluntad. Así se presenta el Hijo de Dios hecho hombre: en actitud de obediencia ante el Padre y en actitud de servicio ante la humanidad. * Evangelio según san Lucas 1,39-45. “¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?” Como Santa Isabel, también nosotros debemos agradecer a la Stma. Virgen María el regalo que nos hace de su Hijo. 2.- Sugerencias para la homilía 2.1.- Te estamos esperando, ¡Señor! Con las velas encendidas de la fe, de la esperanza y de la caridad salgamos al encuentro del Señor. Avivemos nuestra esperanza y nuestra espera del Señor. Pongamos nuestra esperanza y nuestro corazón en el Señor. No nos dejemos avasallar por las cosas; no demos nuestro corazón a lo que es pasajero y efímero ya que esto nunca llena el alma ni da la felicidad .No nos equivoquemos. Fortalezcamos nuestra fe en esta Navidad del Año de la Fe. El Santo Padre nos invita a fortalecer nuestra propia fe para evitar la rutina y nos urge a colaborar en la transmisión de la fe a quienes no creen, a quienes han perdido la fe y a los que se han alejado de la Iglesia, viviendo en la indiferencia. Avivemos nuestra caridad escuchando el clamor de los pobres, ayudando a los necesitados, socorriendo a los abandonados. La fe nos ha de conducir al ejercicio de la caridad. En efecto la fe sin obras es fe muerta. 2.2.- Contemplemos al Mesías obediente al Padre Es el momento para levantar nuestros ojos inundados por la fe y por el amor para contemplar al Mesías que llega. Sus primeras palabras son claras e interpelantes para todos. Estas son:: “Heme aquí, Señor, para hacer tu voluntad”. Tiene razón san Pablo al decir: “si por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos” (Rm.5,19). El mismo San Pablo dice: “Cristo se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil.2,8). La vida de Jesús estuvo marcada totalmente por la obediencia al Padre: desde su nacimiento hasta su muerte. En tantos momentos de su vida pública, Jesús se retiraba él solo a orar a su Padre con estas o parecidas palabras: “Abba, tu voluntad, no la mía”. El propio Jesús dirá en el Huerto de Getsemaní: “Padre, no se haga mi voluntad sino la tuya” (Mc.14, 36) y ya crucificado en la cruz dirá: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Luc.23,46). Toda la vida de Jesús está puesta bajo el signo de la obediencia. Aprendamos nosotros a ser obedientes a Dios, aunque tengamos que pisotear nuestro orgullo y vanidad, aunque tengamos que negar nuestros intereses y egoísmos. Recordemos una vez más que por la obediencia debemos poner nuestra persona, nuestros criterios, nuestros sentimientos y afectos, nuestras obras y comportamientos bajo la escucha de la Palabra de Dios. Por eso, estemos siempre atentos a la Palabra del Señor. ¿Qué me dice el Señor? ¿Qué me pide el Señor? ¿Qué está esperando de mí el Señor? 2.3.- Acojamos a la Stma. Virgen María que viene a Nosotros María viene a nosotros. Quiere que la acojamos en nuestro corazón, como Isabel. María viene a ofrecernos lo más grande que ella tiene porque se lo ha dado Dios: a su propio Hijo. No le cerremos la puerta de nuestra alma ni nos mostremos indiferentes ante su llegada. En este Año de la fe descubramos a María una vez más como mujer creyente y madre de los creyentes. Pongamos de relieve la fe de María y aprendamos de ella. “Siguiendo a María a través de las diversas etapas de su itinerario terreno, se pone de manifiesto su constante y radical confianza en Dios, de forma que parece que, a pesar de ser todo él fruto de la gracia, es al mismo tiempo, obra de la colaboración propia de María al proyecto de Dios (cf. LG 56). * En el misterio de la Anunciación, Maria se muestra como la mujer creyente por excelencia. Sin comprender del todo lo que el Ángel le dice de parte de Dios, María se ofrece a Dios por entero, con una adhesión consciente, amorosa y confiada. María se abandonó en Dios completamente, manifestando “la obediencia de la fe” a aquel que le hablaba a través de su mensajero y prestando el “homenaje del entendimiento y de la voluntad” (DV 5). Ya desde el misterio de la Anunciación, María ha respondido "con todo su "yo" humano, femenino y en esta respuesta de fe estaban contenidas una cooperación perfecta con "la gracia de Dios que previene y socorre" y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo, que perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones" (LG 56) (RM 13). * En el misterio de la Visitación a Santa Isabel, María, movida por la caridad, ha acudido presurosa a casa de Isabel para visitarla y ayudarla. Cuando entra, Isabel, al responder a su saludo y sintiendo saltar de gozo al niño en su seno, “llena del Espíritu Santo”, a su vez saluda a María en alta voz diciéndole: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre” (cf. Lc.1,40ss). Isabel proclama a María bienaventurada, diciéndole: “feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor” (Lc.1,45). * En la gruta de Belén. Se encamina con José a Belén porque Cesar Augusto ha determinado hacer un censo mundial. No debió ser placentero el viaje porque María estaba esperando el nacimiento de su hijo Jesús. Y nació Jesús en una cueva de Belén. Y María mantuvo y conservó su fe. * En el Templo de Jerusalén, María se muestra también como mujer creyente. Cuando Maria escucha de labios de su querido Hijo Jesús aquellas palabras: “¿No sabíais que tengo que estar en las cosas de mi Padre?”, María no entiende del todo…Pero no protesta. Acoge esas palabras de su Hijo, las guarda en su corazón y las medita en silencio. * En el Calvario. Por medio de la fe, María está unida perfectamente a Cristo en la cruz y participa por medio de la fe en el desconcertante misterio de este despojamiento. “Es ésta tal vez la más profunda kenosis de la fe en la historia de la humanidad. Por medio de la fe la Madre participa en la muerte del Hijo, en su muerte redentora; pero a diferencia de la de los discípulos que huían, era una fe mucho más iluminada” (RM 18). Pidamos a la Virgen Santísima que nos ayude siempre en el camino de nuestra fe y que nos alcanza de su divino Hijo la fuerza necesaria para perseverar en la fe todos los días de nuestra vida hasta que el Señor nos llame de este mundo. ¡Felices Navidades en el Señor para todos! No quiero terminar estas páginas sin que os llegue de mi parte mis más sincera y fraterna felicitación navideña extensiva para vuestras familias y comunidades cristianas. Palabras de aliento y oraciones por los enfermos De manera especial deseo hacer llegar mis mejores sentimientos y oraciones a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos enfermos, desvalidos, hospitalizados…Que el Señor os ayude, alivie vuestros dolores y os dé su paz.. Oremos por las vocaciones sacerdotales y religiosas En estas últimas fechas de Adviento, quiero también que oremos por las vocaciones sacerdotales y religiosas para que siga habiendo en el mundo personas que nos ayuden a conocer y a vivir de verdad la Navidad de Jesucristo Terminamos. Unidos en la plegaria y en la Eucaristía Seamos testigos del Señor en el mundo. Cáceres. 18 de diciembre de 2012 Florentino Muñoz Muñoz

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