Monday, December 10, 2012

Segundo Domingo del Adviento, 9 diciembre 2012

HOMILÍA IIº DOMINGO DE ADVIENTO – 2012 CICLO “C” En el centro del Adviento está la Stma. Virgen María que nos muestra con su vida lo esencial de este tiempo litúrgico que consiste en: • La escucha de la palabra de Dios • El deseo de cumplir la voluntad de Dios • El servicio al prójimo. Recordamos hoy de manera especial a los discapacitados. «Mañana se celebra el Día Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Toda persona, aun con sus límites físicos y mentales, aun graves, es siempre un valor inestimable, y como tal debe ser considerada. Aliento a las comunidades eclesiales a estar siempre atentas y abiertas hacia estos hermanos y hermanas. Exhorto a los legisladores y gobernantes a tutelar a las personas con discapacidad y a promover su participación plena en la sociedad» (Benedicto XVI: 2-XII-2012). 1.- Las Lecturas * Profeta Baruc 5,1-9. El profeta invita a Jerusalén a renovarse porque Dios mostrará su esplendor a todos. También nosotros debemos prepararnos para recibir y acoger al Señor que viene a nosotros. * Salmo 125. El salmista recuerda con gozo y alegría la liberación de Israel de la esclavitud de Babilonia y manifiesta: el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Hagamos nuestra esta oración alegrándonos de que el Señor viene a nosotros. * Carta de san Pablo a los Filipenses 1,4-6. 8-11. San Pablo nos recuerda que al final de los siglos volverá el Señor con gloria y esplendor y les dice a los cristianos de Filipos: Que lleguéis al día de Jesucristo limpios e irreprensibles para gloria y alabanza de Dios. * Evangelio según san Lucas 3,1-6. San Juan Bautista nos invita a prepararnos para la venida del Señor. Ese día, todos verán la salvación de Dios. Despertemos del sueño de la indiferencia y abramos el corazón para que el Señor nazca y habite en él. 2.- Sugerencias para la homilía 2.1.- Preparad el camino del Señor Es la voz y la invitación de Juan Bautista. Con imágenes tomadas de la naturaleza nos llama a preparar los caminos del Señor, a convertirnos y a volver al Señor. * Salgamos de las situaciones que no son conformes con los mandamientos de la ley de Dios. Jesús nos ha dicho: “Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos”.Por eso, examinemos con verdad nuestra vida, nuestros comportamientos, nuestras actitudes, nuestros sentimientos, nuestros afectos…a la luz de los mandamientos de Dios y tengamos el valor y la decisión, si es necesario, de iniciar una vida nueva que sea más evangélica, más cristiana, más santa… ¿Presto la debida atención a los mandamientos de Dios? ¿Examino mi corazón y mi vida a la luz de los mandamientos? * Adentrémonos por la senda de las bienaventuranzas para imitar más y mejor a Jesús que es el bienaventurado por excelencia. Jesús nos ha dicho: “si quieres ser perfecto, ve, vende lo que tienes dáselo a los pobres., ven y sígueme”. ¿Qué me dicen a mí las bienaventuranzas de Jesús? ¿Estoy dispuesto a entregar al Señor todo para conseguir el reino? Debemos preparar nuestra alma para que sea digna morada del Señor. Quitemos de ella todo aquello que nos aleje del Señor y del prójimo. Renovemos nuestros criterios para que sean más evangélicos. 2.2.- El Señor quiere nacer en nuestro corazón y en nuestra vida No es suficiente quedarnos en lo externo, en lo superficial porque es efímero y pasa con rapidez. Hemos de ir a lo esencial, a lo que permanece..No nos quedemos anclados y parados en palabras penúltimas, sino que vayamos a las palabras últimas y definitivas: Dios, Cristo, el Reino, la Gracia… Preparemos nuestra alma para que el Señor nazca en ella. Acerquémonos al Sacramento de la Penitencia para recibir la misericordia y el perdón de Dios para nuestras faltas, pecados… 2.3.- Transformemos nuestro mundo No nos quedemos en nosotros mismos. Debemos dar un paso más para acercarnos a este mundo y a esta humanidad tan sufriente, tan empobrecida… Los que pasan hambre Los que no tienen trabajo Los que sufren las consecuencia de la guerra y de la violencia Los enfermos y desvalidos Los encarcelados Los emigrantes Los discapacitados El Señor nos pide a todos que abramos los ojos para ver a tantos seres humanos que sufren. El Señor nos pide que abramos los oídos para escuchar el clamor de los pobres. El Señor nos pide que abramos nuestras manos para acoger a los heridos del camino y para curar sus heridas El Señor nos pide que abramos nuestro corazón para ofrecer amor y ayuda fraterna a los necesitados, excluidos… “Tuve hambre y ME disteis de comer; Tuve sed y ME disteis de beber…” Estaba desnudo y ME vestisteis… Estaba enfermo y ME fuisteis a ver Estaba en la cárcel y ME visitasteis…”(Mt.25). Ha llegado el momento de colaborar juntos para hacer de este mundo un lugar pacífico y fraterno donde podamos vivir todos juntos en paz, fraternidad y respeto. Ha llegado el momento de poner una mesa muy grande de norte a sur y de este a oeste, en torno a la cual podamos sentarnos todos para compartir los bienes de la creación que Dios ha creado para todos, sin exceptuar a nadie… Ha llegado el momento de construir entre todos la civilización del amor que comienza por el respeto sagrado a todo ser humano. Realmente estas palabras deben llegar a lo más profundo de nosotros para sintonizar con ellas y hacerlas realidad en la vida y en la historia de cada día. Haremos mucho bien a los demás. 3.- De la Palabra a la Eucaristía Pasemos a la celebración de la Eucaristía donde encontramos al Señor. Recibámoslo con un corazón limpio y humilde para que esté con nosotros siempre, nos acompañe y nos lleve con Él al reino de los cielos, donde seremos eternamente felices con la felicidad de Dios, gracias a su misericordia. 4.- De la Eucaristía a la Misión Salgamos al mundo para ser en él testigos del Señor. Procuremos que el Señor nazca en los matrimonios, en las familias, en las comunidades, en los pueblos…Que el mundo acoja al Señor Jesús, el Salvador, el Redentor de la humanidad… Terminamos. Unidos en la oración Cáceres. 3 de diciembre de 2012

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