Thursday, April 5, 2012

Holy Week, Jueves Santo, 5 abril 2012

(Ex 12, 1-8, 11-14; Cor 11. 23-26; Jn 13, 1-15)

Durante esta Semana Santa celebramos los grandes misterios de la vida de nuestro Señor Jesucristo, Su pasión, muerte y gloriosa resurrección. Lo que celebramos más es el don más grande que Dios nos ha dado a nosotros: el don de Su propio Hijo Jesucristo, Su vida, el Sacramento de Su Cuerpo y Sangre, Su amor, para nuestra felicidad y vida eterna.

Y esto es lo que celebramos hoy, esta tarde, en este día de Jueves Santo - la Cena del Señor, el sacrificio y banquete de la Eucaristía, en la cual Cristo se nos da como nuestro alimento y vida eterna.

Tenemos responder dignamente, a este don tan maravilloso y grande, de la profundidad y gratitud de todo nuestro corazón, respondiendo a Dios en ofrecerle el don de nuestras propias vidas, nuestro tiempo, nuestra oración, nuestro entrar en una profunda comunión de amor y amistad con Su Hijo Jesucristo, quien sufrió, murió y resucito de entre los muertos

Este es lo que Dios desea en esta memoria y celebración de La Pascua del Señor que El mismo ha iniciado y comenzado Jueves Santo en una nueva alianza sellada en la Sangre de Cristo y por el sacrificio de Su Cuerpo en la cruz que celebramos en la Eucaristía. No es un mero rito o ceremonia, sino que un encuentro con Cristo vivo y resucitado, en Su amor y amistad,. Un encuentro de personas. Un encuentro que nos da paz y humildad, luz y alegría, un corazón nuevo y un motivo fuerte y gozoso de ofrecer libremente y continuamente, culto a Dios en espíritu y en verdad.

Este es lo que significa la Eucaristía. Este es nuestro culto en espíritu y verdad en la Santa Misa. Esto es lo que Cristo estaba realizando entre Sus discípulos y apostoles.en la Ultima Cena, dándoles un ejemplo de humildad y servicio, uniéndoles en Su amor y amistad, protegiéndoles y esforzándoles por el pan de Su Palabra y Eucaristía contra las asechanzas y tentaciones del enemigo y del mundo.

Y cuando no venimos a la Misa y a la Eucaristía, esto es lo que evitamos. No estamos evitando un rito, una regla, una ceremonia, estamos evitando y rechazando la mano de amistad y amor que Cristo esta extendiendo a todos los hombres y todas las mujeres que esta llamando a ser Sus discípulos y seguidores y formar parte de Su comunidad y familia en la Iglesia.

La Eucaristía significa "acción de gracias". Cuando celebramos la Santa Misa, ofrecemos por medio de Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, como comunidad, como una persona, como una parroquia, nuestra acción de gracias por este inefable don de Dios, el Don de la vida de Cristo, Su Cuerpo y Sangre, Su amor, Su sacrificio y muerte en la Cruz, Su entrega total para nuestra redención y salvación, ofrecemos nuestro culto de espíritu y de verdad con un corazón gozoso y agradecido por todo lo que hemos recibido por la mano poderosa y generosa de Dios nuestro Padre por nosotros y por nuestra familia.


Los cristianos no podemos vivir sin celebrar la Pascua de Señor, sin hacer memoria de ella, sin participar en la Eucaristía, sin recibir el Cuerpo y Sangre del Señor resucitado. Nuestra fe languidece y se va muriendo si no celebramos la Eucaristía. Cuantas personas cristianas van perdiendo la fe y su sentido de pertenencia a la Iglesia por no participar en la Eucaristía. La Cena Pascual de Cristo se convierte en la cena pascual de los cristianos. El gesto de Jesús no es un rito vacío o un símbolo romántico para recordarlo una vez al ano en la liturgia. Es un testimonio que compromete. Un sacramento de encuentro con Cristo! "Haced lo mismo que Yo he hecho", nos dice el Señor: lavar a los pies a los demás, entregarse y donación total en servicio amoroso a los demás, ser grano de trigo enterrado para que germine en fruto de vida y de resurrección, alentar, animar y alimentar a los demás y llevar la amistad y amor de Cristo a todas las personas y a un encuentro gozoso con Cristo.

Porque desde este templo, desde nuestro culto en el espíritu y verdad, desde esta Santa Misa somos nosotros enviados a ser el Cuerpo de Cristo en el mundo de hoy, vivir la Eucaristía, ser el Pan consagrado, bendecido, partido y dado a los demás por su sustento, fortaleza y su vida eterna.

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