Saturday, April 7, 2012

Semana Santa, Viernes Santo, 6 abril 2012

(Is 52, 13-53, 12; Heb 4, 14-16, 5, 7-9; Jn 18,1-19,42)

"Tanto amo Dios al mundo, que entrego Su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna," dice la segunda lectura

Cuando miramos a Cristo en la cruz, miramos la grandeza del amor de Dios que se sacrifico para rescatarnos y perdonarnos de nuestros pecados, reconciliarnos con El y por Sus santas llagas curar las heridas de nuestras vidas causadas por el pecado. "Por Sus santas llagas fuimos curados," dice San Pedro. Cuando miramos a Jesucristo en la cruz y creemos que El murió por nosotros y resucito, somos salvados y tengamos la esperanza de vida eterna.

Cristo muriendo en la Cruz es la señal de nuestra fe y vida cristiana! Somos marcados con la señal de la cruz desde nuestro Bautismo. Fuimos señalados como niños en el Bautismo con la señal de la cruz por el sacerdote, por nuestros padres y por nuestros padrinos, aquí en nuestra frente, para indicar que fuimos salvados y rescatados por la muerte de Cristo en la cruz. Y cada vez que persignamos con la señal de la cruz recordamos esta gran obra de Cristo y hacemos una profesión pública de nuestra fe en El. La señal de la cruz más antigua es muy impresionante sobre esta señal de nuestra fe Católica porque señalamos con la cruz no solamente nuestra frente, señalamos también nuestros labios, nuestro corazón y todo nuestro cuerpo. Así rezamos: " + Por la señal de la santa cruz, + de nuestros enemigos + librarnos Señor, Dios nuestro, + en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."

Hoy Viernes Santo, recordamos el gran sufrimiento y muerte en la cruz de Jesucristo nuestro Señor con gran dolor de nuestros pecados y profunda gratitud por lo que El hizo por nuestra salvación. Y pedimos la gracia de unirnos y nuestros sufrimientos con Cristo y comprender y vivir este misterio pascual en nuestra vida diaria, muriendo al pecado, y a nosotros mismos y nuestro egoísmo, y resucitando y viviendo la nueva vida de hombres y mujeres de fe y amor de Dios. No como hombres viejos, pero hombres nuevos llenos del mismo Espíritu de Cristo!

Para vivir así, tenemos contemplar continuamente y penetrar el misterio de la cruz y el secreto del sufrimiento y de la muerte de Jesucristo nuestro Señor. Porque en el desierto, cuando Moisés levanto el estandarte del serpiente de bronce para que lo miren los Israelitas y se sanen, la causa de su enfermedad y muerte, la mordida de los serpientes venenosos, fue convertido en un instrumento de salud y sanación.

Lo mismo con la muerte de Cristo en la cruz. Fue convertida en un instrumento de vida, salud, salvación, victoria, por los que la miran con fe. No solamente la muerte de Cristo, sino que todo Su sufrimiento, por un milagro del poder de Dios, fue convertido a un instrumento que nos da la vida. "Por Sus santas llagas y heridas fuimos curados" dice San Pedro y también, San Pablo: "En cuanto a mi, nunca me gloriare sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, quien al mundo esta crucificado para mi y yo para el mundo." (Gal. 6, 14)

Este es el secreto del misterio de la muerte y sacrificio de Cristo en la Cruz - victoria sobre la muerte, vida y felicidad eternas, nueva vida, salud del cuerpo y alma, como manifestó Cristo en Sus milagros, curando los enfermos, perdonando los pecadores, echando a los demonios, restaurando la imagen de Dios en cada persona destruida por el pecado, haciéndoles a todos nuevas criaturas y dándoles la vida eterna. Todo sufrimiento es elevado en el misterio de Cristo en la cruz y transformado en un instrumento que nos da nueva vida y vida eterna - que maravilla y gracia del amor de Dios nuestro Padre y Su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo a todos nosotros! No la podemos merecer, ni somos dignos de merecerla, ni podemos por nuestras obras. Es un don de Dios. Un don de Su amor misericordioso completamente gratis!

"Estais salvados por Su inmensa gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino es un don de Dios y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.... pues somos obra Suya. Dios nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que El nos asigno para que las practicásemos."

La Semana Santa es nuestro tiempo de gracia para unirnos con la Virgen Madre Dolorosa en contemplar el gran misterio del sufrimiento y muerte de su Hijo Jesucristo y por medio de nuestra participación y compartir en este misterio, experimentar el poder de Su victoria sobre el pecado y la nueva vida de Su resurrección, ahora mismo, y llegar a participar un día en la plenitud de su gloria y felicidad eternas!

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